La situación del país complica la economía de las familias día a día: los gastos se ven cada vez más recortados, comienzan a limitarse las salidas o los «gustos» y las personas le buscan la vuelta para poder aumentar sus ingresos aplicando la creatividad.
Esta realidad, en la que muchas familias se quedan sin empleo o los sueldos que perciben no alcanzan para llegar a fin de mes, lleva a preguntarse qué alternativas se pueden encontrar para sumar unos pesos a la economía del hogar.
Entre las opciones, se puede pensar en las famosas «changas«: tareas particulares que impliquen poco tiempo del día a día, que puedan acoplarse al resto de las responsabilidades y que den dinero rápido, con cobros al día o semanales. Un ejemplo claro son las cooperativas de recicladores urbanos, que cada día reciben más solicitudes para incorporarse a los circuitos para «cartonear».
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Por otro lado, sale a la luz el emprendedurismo. Crear un emprendimiento puede llevar más tiempo e inversión pero también se convierte en una salida laboral autónoma y fija. Esta opción va desde la fabricación de productos desde cero, como alimentos, decoración o ropa, hasta la reventa de artículos por catálogo, ropa usada y demás opciones en ferias de toda la ciudad.
Con esta incógnita, Mi8 consultó a integrantes de Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (Faccyr) -dentro de la cual se encuentran las cooperativas de recicladores urbanos de Mar del Plata-, a Adriana de @catandoferias, que se encarga de relevar la realidad de las ferias comunitarias, americanas y vintage de la ciudad y a distintas consultoras de productos de venta directa -en su mayoría, por catálogo-.
Listas de espera para cartonear y el fin de la ropa heredada o donada
«Hay cartoneros que comercializan a través de las cooperativas –Rum y Cura-, y hay gente que se quiere sumar constantemente, la lista de espera aumenta por la desocupación o las distintas necesidades de la gente», confirmó Cristian Blasina, de la Faccyr.
Según explicó, hoy en un día un reciclador urbano gana entre 60 y 70 mil pesos por semana por su trabajo. «En la cooperativa Rum hay 40 compañeros y compañeras trabajando, pero además hay con cartoneros independientes que comercializan colectivamente. Nosotros queremos integrar a más cartoneros y desocupados, pero se necesita una política que refuerce el reciclaje en el basural y en las plantas de Mar del Plata», detalló.
En tanto, en materia de reventa, Adriana –@catandoferias– acreditó la teoría de Mi8: «Cada vez más gente se acerca a las ferias a dejar ropa usada para transformarla en dinero«, aseveró pero aclaró que «hay más oferta que demanda«.
De todas formas, dijo que esto tiene su lado negativo, al explicar que hay lugares «que compran la ropa en el momento» pero se aprovechan de la necesidad de quien desea vender y toman las prendas por una suma muy baja de dinero y que, además, a causa de esto «las iglesias y organizaciones reciben menos donaciones«.
Otro problema grave, a raíz del crecimiento en la oferta de prendas usadas, «es que por más que sea de segunda mano las ventas cayeron mucho, los alquileres se dispararon y a eso se le suma la tarifa de luz«, por lo que «cerraron varias ferias que no pudieron renovar sus alquileres o que con lo que ganaban por día no podían sostenerse«.
Además, Adriana explicó que cambiaron rotundamente las tendencias de compra-venta de artículos, dadas las complejidades económicas a las que se enfrentan las familias. «Ahora está en expansión la venta de prendas para niños de segunda mano. Antes muchas mujeres compraban de segunda para ellas, pero para los hijos algo nuevo. Este año es usado para todos y ya no se pasan ropa entre familiares o amigos, no se dona, sino que se lleva a ferias para poder comprar algo del siguiente talle», aseguró.
Un ejemplo de esto fueron los uniformes escolares al inicio del ciclo lectivo: comprar uno nuevo se volvía impagable, por lo que «hubo un gran movimiento de emprendimientos dedicados 100% a uniformes».
Ante la falta de trabajo, venta por catálogo
Por último, Mi8 conversó con consultoras, vendedoras y reclutadoras de Just, Essen y Natura para relevar la situación de la venta directa o por catálogo, una alternativa muy común a la hora de querer complementar los ingresos: «Desde hace dos meses se sumó mucha gente por la falta de trabajo«, confirmaron.
Betiana vende Natura hace 21 años y ollas de la marca Essen hace cinco. Es conocedora de la venta «puerta a puerta», y además forma equipos en Mar del Plata incorporando vendedoras. «La realidad es que se suma cada vez más gente, pero muchas veces las empresas se ponen competitivas con sus propios consultores, vendiendo por su web, y además los porcentajes de ganancia en el caso de los cosméticos son bajos», explicó.
En tanto, en el caso de la reconocida marca de sartenes y cacerolas, dijo que la situación se da al revés: es más difícil incorporar gente que pueda darle continuidad al trabajo -al tratarse de productos que inician en los $200.000-, pero las ganancias son mejores por lo que representan una salida laboral que, muchas veces, lleva a los emprendedores a dejar sus otros empleos para dedicarse completamente a la venta directa.
Por su parte, Viviana es consultora de Just e incorpora a otras personas que se acercan a ella al encontrar en la marca de cosmética natural una forma de acrecentar sus ingresos. «La situación es difícil y la gente busca un recurso económico, por no tener trabajo o para ayudar a su economía«, reflexionó.
«Siempre ingresan consultoras pero desde hace dos meses se sumó mucha más gente por la falta de trabajo«, aseguró. «Cuando hago venta en ferias la gente se acerca y consulta mucho para incorporarse», finalizó.
