«Anoche vivimos una película de terror en familia en Mar del Plata y necesito compartirla». Así comienza un hilo en la red social X (ex Twitter) publicado por un vecino marplatense, quien padeció un verdadero calvario en medio del temporal que se desató anoche en la ciudad.
El usuario de X @chifliiiii difundió la historia este domingo al mediodía, ya más sereno luego de los momentos de tensión que vivió junto a su mujer y una de sus hijas. «La noche parecía tranquila: mi hija mayor se quedó con la abuela en el centro, mientras la más pequeña, de 8 años, tenía una pijamada en casa de una amiga en el bosque (Peralta Ramos)», contó.
La pareja pasaba una noche de películas y gin tonic cuando, cerca de las 00:30 del domingo, la madre de la amiga de su hija los llamó para avisarles que la niña estaba asustada y ya no se quería quedar a dormir.
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Despidos por goteo: desde Empleados de Comercio advierten que los próximos dos meses serán «extremadamente críticos» - Ante los despidos que se registran en diversas industrias de la economía local y nacional,… Ver nota >«La tormenta que había pasado por Bahía Blanca supuestamente venía para el lado de Mar del Plata y en el bosque con mucho viento da ‘miedito’, así que ni lo dudamos y le dijimos que en un rato íbamos a buscarla«, tipeó @chifliiiii.
El padre de la familia agarró las llaves de su casa y de la camioneta y se decidió a salir a la calle junto a su mujer. Hasta ese momento, todo parecía ir bien, pero comenzaron los contratiempos. «Cuando salimos me pregunta mi señora si agarré las llaves y le muestro el llavero. Ahí veo que se agarra la cabeza y me dice que las llaves no están más en ese llavero. Nos habíamos quedado encerrados fuera de casa…», relató.
Igualmente, la pareja lo resolvió rápidamente. El hombre le avisó a su madre que los espera despierta para que les de un juego de llaves que ella tenía en su departamento en el centro marplatense. Fueron a buscar a su hija al bosque, quien se quedó dormida en el asiento trasero del auto, y emprendieron el camino de regreso.
«A mitad de camino ya tenemos la tormenta encima con una lluvia torrencial, de esas que no te dejan ver ni con el limpia parabrisas a máxima velocidad. Así que, bien despacio con la (camioneta) Tiggo, vamos llegando hasta el ‘depto’ de mi vieja» siguió.
La familia llegó rápidamente al departamento, tomaron las llaves de repuesto y fueron en dirección a su casa para terminar la noche de la mejor manera. Sin embargo, no sabían que se dirigían a «la boca del lobo».
«Cuando llegamos a Juan B. Justo tuve la mala idea de agarrar por adentro para no ir por Edison, ya que en Vértiz y Edison es donde se junta más agua siempre y es imposible pasar, más de una vez quedan los coches arruinados por intentar pasar por ahí. Agarro la calle Triunvirato hasta que llegamos una esquina donde veo un coche parado con las balizas puestas y que no se animaba a cruzar», expresó el conductor de la camioneta.
A pesar de la gran cantidad de agua que había en la calle, el hombre cruzó a baja velocidad. «Cuando hago 100 metros empiezo a notar que cada vez había más agua, pero lo que me llama la atención entre pasada y pasada del limpia parabrisas, es que veo a gente en la puerta de sus casas, como el que sale a tomar aire en verano», narró.
Esta situación inquietó al matrimonio. Y más nerviosos se pusieron cuando dos personas se acercaron corriendo a la camioneta, uno a cada lado. «Vuelvo a pasar el limpiaparabrisas y en la claridad momentánea veo que el de mi lado trae una cadena bien gruesa en la mano y el de la derecha está levantado una repisa, con sus mensulas y todo, como el que se prepara para batear una pelota», explicó el hombre.
A pesar de que quiso esquivarlos, los individuos golpearon al vehículo de ambos lados. La mujer gritaba y rogaba que se detuvieran, ya que llevaban una criatura a bordo.
«Yo, concentrado en salir de esa pesadilla que parecía un película donde los zombies te atacan de todos lados, pisando a fondo y la Tiggo que se venía abajo porque el agua ya empezaba a subirse por el capot. Las vueltas del motor iban cayendo y la velocidad era cada vez menos en lugar de aumentar. Empiezo a escuchar más golpes y vidrios romperse. La camioneta cada vez iba más lenta porque cada vez había más agua, parecía que se quedaba«, relató @chifliiiii.
«De repente, después de un tiempo que para nosotros fue una hora, el auto empezó a tomar velocidad y los golpes se dejaron de sentir. Al fin pude poner segunda sin sentir que el auto se apagaba y tomar más velocidad. Fue como despertar de una pesadilla. Temblando literal, mi señora llorando mientras le sacaba pedazos de vidrio de la cabeza a mi hija y sin mirar atrás», manifestó el hombre, quien pudo sobreponerse a una situación de inseguridad que podría haber tenido un desenlace mucho peor.
El vehículo fallaba y la familia se acercó a una estación de servicio en Mario Bravo y Edison, donde divisaron a un patrullero con policías a bordo. «La verdad, no nos dan mucha bola. Ni se bajan del auto y nos dicen que ya mandaron a alguien para ver, pero como está inundado no se puede pasar… que mañana hagamos la denuncia y listo», escribió.
«Al fin llegamos a casa, todavía temblando y con una mezcla horrible de sensaciones, entre por qué tenemos tanta mala suerte de que nos pase algo así, empezando por las llaves y terminar rogando por nuestras vidas, porque sentimos eso. Obviamente dormimos poco y mal, la cabeza sin parar de preguntarse qué hubiese pasado si…», concluyó el vecino marplatense.
