Cuando los 22 protagonistas se preparaban para que ruede la bola, un nuevo ingrediente extrafutbolístico papelonezco se hizo presente. O no tan nuevo: la policía brasileña agredió con palos a los hinchas argentinos que están presentes en el estadio Maracaná.
Los futbolistas de la albiceleste tuvieron que dirigirse hasta el lugar donde se producían los hechos para tratar de calmar las aguas. Es que una parcialidad estaba siendo golpeada por la propia seguridad local.
Tras no observar una pronta respuesta, Lionel Messi, el capitán del combinado nacional tomó la decisión momentánea de no presentarse a jugar, yendo con total convicción hacia el vestuario visitante. De esta manera, la selección abandonó el campo, a la espera de signos tranquilizadores.
Minutos después de la represión, ya rueda la bola en Brasil. Aún así, la alerta está puesta en lo que suceda en las tribunas del Maracaná.