Cada vez es más común ver gente tatuada. El estigma y el tabú sobre quienes eligen dibujarse la piel para siempre se fue erradicando con los años y hoy lo extraño entre los jóvenes -y no tan jóvenes- es no tener tatuajes.
Equipos de fútbol, bandas, libros, canciones, fotos o dibujos, cualquier cosa que nos represente termina plasmada en la piel como una marca personal e imborrable.
Tanto creció la milenaria tendencia de dibujar diseños permanentes sobre la piel, que ya no solo se realizan en estudios específicos de tatuadores que sostienen un local, sino que la movida de «tatuarse en lugares» crece a pasos agigantados por diversos factores.
El concepto del «Flash Tattoo» o «tatuaje rápido» invita a elegir diseños propios de el o la tatuadora que participa de algún evento, normalmente en bares o fiestas. En este lugar, el profesional comparte su arte y pone a disposición diferentes dibujos o ideas -casi siempre exclusivas- para que las personas que asisten al evento puedan «comprarlas» y plasmarlas en el lugar del cuerpo que elijan.
Las razones por las que esta tendencia creció tan rápidamente tienen que ver, en primer lugar, con la creciente demanda que tienen los tatuadores: conseguir turnos puede ser complicado. Además, el costo de los trabajos en los eventos con flash tattoo son más bajos, porque se trata de diseños normalmente pequeños, ya predeterminados y en tinta negra, lo que hace que conlleven poco tiempo. Esto permite tatuar a decenas de personas en lo que dura una jornada y genera un verdadero espectáculo para los asistentes.
Por otro lado, la combinación es imbatible: mientras uno hace la fila y espera por su turno para ser ‘pinchado‘, se toma una cerveza o un trago, come algo y escucha música. Muchos de estos eventos son acompañados de emprendedores, por lo que también suele haber feriantes y diversas ofertas para pasar el tiempo de espera.
Antonella es tatuadora hace seis años, «cuando estaban de moda los infinitos y las plumas«, contó entre risas a Mi8. Desde el 2019 participa de diferentes eventos de Flash Tattoo, pero al principio «me ponía nerviosa que te este viendo tanta gente tatuando, porque en el estudio es más privado, pero un poco la gracia del ‘flash’ es que le suma un espectáculo al evento y acerca a mucha gente que no tiene ni idea del tatuaje».
Después de esa experiencia, continuó aceptando otras invitaciones y ahora participa activamente de la tendencia. Además, hace diseños específicos para cada jornada, orientándose por los intereses y la temática de cada evento particular. «El otro día, por ejemplo, fui a uno de vinilos y me centré en diseños que tenían que ver con la música, intento captar ese público», dijo la tatuadora.
La profesional evaluó que si bien la propuesta de tatuarse en bares o fiestas no es nueva, «este último año se impuso mucho más«, porque quienes organizan los eventos empezaron a ver que «a la gente le encantaba». En Mar del Plata, además, durante la temporada participan muchos turistas que eligen diseños con referencias locales «para llevarse un recuerdo de una noche» en la ciudad.
Lo instantáneo e impulsivo de esta tendencia la agrega una mística especial a la tradición de tatuarse que, año tras año, está más naturalizada.
Ahora, ¿qué pasa con las medidas de higiene y seguridad?
Como es sabido, para cada perforación o tatuaje se necesita una aguja estéril -única por cada cliente-, la desinfección exhaustiva de cada elemento a utilizar y el recambio de las cubiertas de la camilla o el apoya brazos y la máquina para tatuar.
«Lo principal es tener en cuenta la contaminación cruzada«, explicó Antonella, y enumeró los pasos que sigue antes de comenzar a tatuar: «higienizo todo el espacio que me cede el lugar y cambio el papel film de todos los elementos con cada persona que viene, renuevo todo y uso todos insumos sellados que abro delante del cliente».
Además, la tatuadora mantiene todas las medidas de seguridad necesarias para el descarte de agujas utilizando un descartador especial. «Todo se hace con mucho cuidado, estamos trabajando con sangre y es importante mantener las medidas para los dos, para mi y para el cliente», dice la profesional.
La importancia de las normas de seguridad y el profesionalismo de quienes participan de los Flash Tattoo es clave para cuidar la salud de todos, y además, para que se sigan realizando sin inconvenientes. «Estos eventos también son una publicidad para mi, la gente contacto conmigo, me conoce y ojalá vuelva a elegirme«, reflexionó Antonella.