A Rocío Figuora la llamó su hermana. “Se te está prendiendo fuego la casa”, le dijo y en shock tomó un remis que, en verdad, no tenía con qué pagar.
Cuando llegó a Avellaneda entre 174 y 176, Rocío no tenía casa: no tenía techo, no tenía paredes, no tenía muebles y tampoco tenía su sueldo. Todo se convirtió en cenizas. Todo pasó a ser humo y tizne.
Por motivos que desconoce, la casa se le incendió el viernes en horas del mediodía. “Afortunadamente, no había nadie. Yo estaba en el geriátrico donde trabajo y mis hijas estaban en el colegio. Nosotras vivíamos las tres solas, hacía muy poquito que había terminado de construirla, aunque le faltaba. De hecho, hoy iba a ir a comprar pintura y material para el revoque. Me iba a ayudar mi hermana. La plata para eso se me quemó, igual que el sueldo”, contó Rocío a Mi8.
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Tanto ella como sus hijas, que van a la Escuela Nº4, se quedaron sólo con lo puesto. Pasaron la noche en lo de una amiga y a partir de hoy -y hasta poder levantar “algo”- los días y las noches se compartirán en lo de la hermana de Rocío. “Perdí todo. Ni documentos, ni heladera, ni muebles, ni sueldo, ni jueguetes, ni ropa, ni cocina, ni nada”, dijo, con la voz quebrada, antes de facilitar su contacto para donaciones.
Como Rocío y sus hijas se quedaron sin nada, hoy están necesitando de todo y de todos. El Municipio, según dijo, les entregó tres colchones, unas mantas y un bolsón de comida. “Yo estoy necesitando todo lo básico para una casa, no sólo lo que va adentro. También necesito los materiales para volver a levantar algo chiquito”, manifestó.
Entre muchas otras cosas, Rocío precisa: materiales de construcción (para techo, paredes, baño, cocina y piso), heladera, mesa, sillas, cocina, garrafa, ropa, camas y abrigo.
Quienes puedan dar una mano y aportar donaciones tienen que contactarse con ella al 2236199557 (WhatsApp) y 2236891873 (Llamadas)
