Cuando MI8 le preguntó sobre la importación de barcos usados, Ítalo Carrizo, secretario adjunto del SAON nacional, subió el tono, nombró al menemismo y exigió coherencia. “Los trabajadores ya conocemos las políticas anti industrial nacional”, dijo y arrancó con la argumentación.
“Esto ya lo vivimos en Argentina. El impacto de estas políticas es terrible para la clase trabajadora. Sin ir más lejos, en la década del 90, de los 5000 puestos de trabajo que teníamos en la industria naval, nos quedamos con menos de la mitad. Hubo compañeros que tuvieron que salir a cartonear. Esto es un desastre que genera desempleo y que pone en jaque a los astilleros de todo el país”, aseveró el dirigente.
Según dijo, como comunidad portuaria y como obreros navales, “no se puede permitir que traigan barcos usados para arreglar en el país, porque eso echa por tierra la posibilidad de construir nuevas embarcaciones. “No podemos ir hacia una industria de reparación, cuando tenemos una gran industria de construcción. El desafío es torcerle el brazo a esos intentos y un modo muy concreto es adherir al paro general del 9 de mayo. Todas las personas que queremos seguir teniendo trabajo o que necesitan uno, tenemos que parar el jueves”, opinó Carrizo.
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En esa línea, para graficar el potencial impacto, el adjunto del Saon explicó que “en un buen momento, donde hay políticas de fomento, líneas de crédito y trabajo, la industria naval en Mar del Plata emplea entre 1500 y 2000 trabajadores, entre eventuales y personal de planta, que son alrededor de 700. “Y no hace falta remontarnos a muchos años atrás, ya la sola compartación de los primeros cuatro meses de 2023 con los primeros cuatro meses de 2024 te hace dar cuenta de cómo la falta de previsibilidad y las políticas desfinanciamiento de la industria nacional ponen en crisis el trabajo naval”, deslizó el sindicalista.
Aunque desestima que con la llegada de usados la industria naval desaparezca, sí cree que pueden arrancar los despidos y “hasta cerrar algún astillero”. “Si la política naval va a ser importar barcos, esto va a ser un desastre”, insistió Carrizo, que aclaró que “todavía no se han sucedido despidos, pero sí no se está contratando personal eventual”.
“Es que en estos últimos cuatro meses, la previsibilidad de los astilleros con respecto a los trabajos a futuro mermó. El trabajo en los talleres donde se construyen barcos se desplomó porque no hay previsibilidad. El Gobierno no le da previsibilidad a los armadores para que sigan con las construcciones y eso impacta inmediatamente en el nivel de trabajo, por ende, en los niveles de contratación”, completó el secretario adjunto del Saon, que realizó un llamamiento “a navales y comunidad en general” a parar masivamente el próximo 9 de mayo.
“Tenemos que adherir todos al paro general de CGT. En cuatro meses de gobierno nos mostraron a todos que sus políticas son anti industriales y anti obreras. La importación de lo que sea no es otra cosa que ir contra los trabajadores argentinos. Tenemos que resistir como movimiento obrero. Y tenemos que pedirle a los Senadores que rechacen una ley que sólo legitima estas medidas. Si aprueban la Ley de Bases, la mitad de los argentinos nos caemos del sistema”, advirtió Carrizo.
