«Están muy bien adaptados». Así aseguran desde Al Ma’wa for Nature and Wildlife que se encuentran «Fangio» y «Charly», los dos tigres de bengala de 18 y 5 años que permanecen desde mayo en el santuario de Jordania después de haber sido rescatados de un predio rural de Balcarce.
En contacto con Mi8, Katharina Braun, la jefa de prensa de la ONG Four Paws, destacó que, desde su llegada al complejo de Medio Oriente, ambos animales «han sido liberados en recintos más grandes» para que «puedan disfrutar del entorno natural y vivir comportamientos específicos» de la especie.
El santuario bautizado Al Ma’wa for Nature and Wildlife está en Jordania y cuenta un espacio de 110 hectáreas y un recinto específico para cada especie que garantiza que los animales tengan suficiente lugar y las condiciones adecuadas para adaptarse a sus necesidades naturales, con los más altos estándares de calidad.
Al Ma’wa for Nature and Wildlife se estableció en 2011 como una asociación entre Four Paws y y la Fundación Princess Alia. Hoy sirve como hogar permanente para grandes felinos, osos, lobos y hienas rescatados, así como para numerosos primates, aves y reptiles que se mantenían en condiciones inadecuadas en zoológicos, circos o en cautiverio privado.
La vocera de la organización también dio detalles del día a día de los tigres en el refugio jordano: «Les gusta sentarse bajo los árboles, darse un chapuzón en sus piscinas o jugar con el enriquecimiento que les proporciona el equipo».
Braun destacó que el santuario dispuso un equipo para proporcionarle a los felinos «todos los cuidados que necesitan» y adelantó que «pronto se planea trasladarlos a otro recinto más grande». «Se les está dando el tiempo que necesitan para estar cómodos», aclaró.
¿A Sudáfrica?
La representante de Four Paw, organización mundial de bienestar animal con sede en Viena (Austria), descartó que los animales puedan regresar a su hábitat natural ya que «han pasado la mayor parte de su vida en cautividad«. «Van a necesitar cuidados de por vida en un entorno adecuado a su especie, que los santuarios Four Paws pueden proporcionarles. Allí pueden vivir lo más cerca posible de la naturaleza y disfrutar de su vida», garantizó.
A pesar de estos condicionamientos, Braun dijo que, según la evolución que muestren «Fangio» y «Charly» en sus procesos de rehabilitación, podrían ser trasladados en futuro a «Lionsrock», un santuario ubicado en Sudáfrica que se especializa en el tratamiento de «grandes felinos». «Esto no está previsto por ahora, pero podría ser una opción si les beneficiara más en el futuro», comentó.
Desde sus comienzos, la misión de Four Paws se enfoca en mejorar gradualmente las condiciones de vida de los animales bajo la influencia humana directa, revelando el sufrimiento, rescatando a los animales necesitados y protegiéndolos.
«Un verdadero shock»
Los dos tigres de bengala fueron rescatados en mayo, a partir de un operativo que realizó la Policía Federal Argentina (PFA) por instrucción del juez federal de Mar del Plata, Santiago Inchausti. Como en el país no existen espacios adecuados para su rehabilitación, las autoridades debieron reubicar a los animales en el exterior y por eso se comunicaron con la ONG «Four Paws» para llevar a cabo el rescate.
Así, «Fangio» y «Charly», de 18 y 5 años respectivamente, fueron rescatados de una granja de cría ilegal tras largos años de maltrato. Amir Khalil, el veterinario de la organización, se había mostrado conmocionado con el hallazgo: «Fue un verdadero shock ver lo malas que eran las condiciones de crianza en la granja donde ambos tuvieron que soportar la mayor parte de sus vidas. El suelo estaba cubierto de barro y excrementos, y había cadáveres podridos tirados para alimentarlos».
Debido a la urgencia del procedimiento, el equipo médico se vio imposibilitado de realizar un control exhaustivo de salud a los felinos en el lugar y hubo que esperar a llegar al santuario de Al Ma’wa for Nature and Wildlife en Jordania, después de 60 horas de viaje en avión. Además de Amir Khalil, en los exámenes intervinieron Marina Ivanova, Frank Göritz y Julia Bohner, del Instituto Leibnitz para la Investigación de Zoológicos y Vida Silvestre (IZW).
El diagnóstico fue preocupante en ambos casos. En «Fangio», se descubrieron mutilaciones en su cola, orejas, garras y dientes, que probablemente fueron infligidas durante su estancia en el circo. Cuando llegó a Al Ma’wa, Fangio estaba muy flaco y deshidratado, por lo que el equipo creó un plan médico a medida para acelerar su recuperación.
Y «Charly» acusaba anomalías en los riñones y el hígado, debido a que lo separaron de su madre cuando era muy joven y no lo cuidaron adecuadamente desde entonces. El equipo veterinario optó por castrarlo para reducir su nivel de testosterona y aliviar el cuadro de estrés.
Los mismos rescatistas también se encargaron de darle nombres a los tigres. Antes de su arribo al santuario, sometieron distintas opciones a votación con la comunidad a través de las redes y la mayoría de los usuarios se inclinó por «Charly» (en homenaje a Charly García) y «Fangio» (en homenaje a la gran leyenda del automovilismo argentino que es, casualmente, oriunda de Balcarce).
La «caza enlatada»
La investigación judicial que salvó la vida de «Charly» y «Fangio» se dio en el marco de la lucha contra la caza enlatada de grandes felinos en la Argentina, que consiste una práctica en la cual los animales son criados en cautiverio para abastecer cotos de caza, donde a los ejemplares se los suelta en espacios reducidos y alambrados para que, de forma controlada, el cazador los fusile.
En Four Paws advierten que la tenencia privada de animales salvajes no es ilegal en el país. Si bien algunos poseedores deben registrarse ante las autoridades gubernamentales, señalan que aún «existen importantes lagunas que deben abordarse para garantizar una regulación adecuada de esta actividad». En la organización estiman que hay, al menos, 200 grandes felinos que viven en condiciones subóptimas y necesitan ayuda en Argentina.
El escenario es más grave aún si se tiene en cuenta que el tigre de Bengala es una especie que se encuentra en peligro de extinción a nivel global, según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).