“Disculpá, pero tengo que aumentarte los honorarios…”. Cualquiera que concurra periódicamente al psicólogo, al kinesiólogo o a la nutricionista se habrá encontrado más de una vez con este tipo de frases en los últimos meses. Aquellos profesionales que cobran por consulta enfrentan en tiempos de inflación descontrolada un desafío enorme: cómo actualizar sus tarifas sin “matar” a sus pacientes.
Los testimonios de los profesionales que llevan adelante distintas estrategias tienen varios puntos en común. El principal es que ya no pueden tener una tarifa fija. “No le puedo cobrar lo mismo a todos, tengo una alta dispersión de precios”, contó a Mi8 un psicólogo que precisó que tiene pacientes que pagan 3.000 pesos la sesión, “porque vienen hace mucho tiempo y no pueden pagar más que eso”, y otros que pagan $8.000.
“La actualización la hago fundamentalmente con los pacientes nuevos. A los que vienen desde hace tiempo no puedo actualizarles al ritmo de la inflación. Entonces compenso con los nuevos”, precisó.
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Jimena Mathias es nutricionista y afirmó que después de las Paso hubo una disparada de precios que hace difícil –casi imposible- llegar a un valor de consulta a tono con la inflación. “Si tengo que cobrar la consulta lo que vale me quedo sin pacientes”, graficó.
La profesional señaló que también busca la manera de acomodar sus tarifas a las posibilidades de cada consultante. “A pacientes que vienen hace un tiempo les ajusté muy pocos. Con otros acordé un precio mensual, les dije ‘la consulta vale tanto, pero si me pagás todo el mes es otro precio’”, detalló.
Otra situación que comenzó a repetirse en su consultorio es que aquellos pacientes que iban cada 15 días comenzaron a pedirle verla una vez por mes. “No es lo ideal. En tiempos de crisis, lo que tiene que ver con la salud mental y física debería estar reforzado, pero lamentablemente la gente es lo primero que deja”, razonó.
Mathias precisó que después de las elecciones primarias entre 8 y 10 pacientes dejaron de ir y apenas sumó tres o cuatro. “Y es una época en la que en general mucha gente empieza a ir al nutricionista por la idea equivocada de ‘llegar bien al verano’”, contó.
La misma situación se refleja en el mundo de la kinesiología. “Tratamos de no quedarnos atrás con los aranceles y llevarlos al ritmo de la inflación. Pero a veces es complicado como pasó después de las elecciones”, sostuvo el responsable de un centro de kinesiología ubicado en Los Troncos.
Dentro de la estrategia general de aumentar cada dos meses los honorarios, el profesional reconoció que hay “situaciones especiales”. “A algunos pacientes que tenemos hace mucho o jubilados cuando actualizamos los honorarios les respetamos el precio que venían pagando un mes más”, contó.
Otro factor que entra en juego son los costos. Hay muchos profesionales de este tipo que alquilan consultorios por sesión. Y en algunos casos –los que pueden, obviamente- comenzaron a optar por la atención remota. “Dejé de alquilar algunos días el consultorio y hacerlo de forma virtual, también empecé a atender en mi casa y es otra manera de compensar los costos”, explicó la nuticionista.
