La Cámara de Apelaciones y Garantías confirmó el sobreseimiento de la oficial de policía Micaela Estigarribia, quien había sido acusada de detener y torturar a dos adolescentes en septiembre del 2022. Por su parte, los otros tres imputados, tres policías de la comisaría sexta, se encuentran detenidos ala espera del juicio por los delitos de detención funcional ilegal y torturas concurriendo materialmente entre sí.
Los jueces Esteban Viñas y Marcelo Madina confirmaron ayer, en un fallo de nueve páginas, el sobreseimiento de Estigarribia, dictado por la jueza de Garantías Rosa Frende, quien entendió que no hubo pruebas que determinaran que la acusada haya participado de los delitos que se investigan y que, por el contrario, prestó toda su colaboración para esclarecer el hecho.
El fiscal Juan Pablo Lódola, había apelado la decisión de la jueza de Garantías por entender que Estigarribia es coautora del delito de detención ilegal y participe necesaria en el delito de tortura.
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A partir de este lunes rige el paro nacional de los Registros del Automotor - Luego de que el gobierno de Javier Milei anunciara el cierre del 40% de los… Ver nota >Lódola aseguró que la mujer policía observó la violencia desplegada sobre los dos adolescentes y pese a que tuvo oportunidades de notificar lo que estaba ocurriendo a través de una comunicación radial a la base de operaciones, no lo hizo. El fiscal entendió que Estigarribia no participó de la planificación de los delitos, pero si que tuvo participación.
«Estigarribia habría entrado en contexto, y aquello que parecía una broma sobre modos espurios e ilegales de proceder en la función policial, cobraron virtualidad, compartiendo y aceptando el referido plan previo, mediante el despliegue de un comportamiento positivo respecto al delito de detención ilegal, atribuido como co-autora y omisivo en relación al delito de tortura, asignado como cómplice secundaria», explicó.
En tanto los jueces Viñas y Madina, se apoyaron en la argumentación de la defensora de Estigarribia, Adelina Martorella. La abogada aseguró que «los otros tres efectivos se valieron de antigüedad, jerarquía y experiencia, para obrar contra las víctimas».
Además destacó que «Micaela era acompañante, joven y mujer, de menor jerarquía y poca experiencia, que no mandaba, ni decidía, que estaba en etapa de aprendizaje en las operaciones policiales».
Para Martorella, la mujer policía fue testigo de los hechos y denunciante de los delitos. Y aclaró, que «el Comisario, obligado por ley a recibir la denuncia que quiso radicar, omitió deliberadamente cumplir con la ley, e impidió que ella la formalice, por motivos que debería explicar algún día, haciéndole vivir una vez más, el abuso de la autoridad y del poder».
Los jueces tuvieron en cuenta la condición “joven mujer policía, acompañante, de menor jerarquía, sin mando, sin decisión, de poca experiencia, en etapa de aprendizaje, observadora, en contexto de una interceptación en apariencia habitual, de rutina o normal.»
Con respecto a Ariel Estevez Pitrau, Sandra Vanesa Cano y Jonathan Cabrera, irán a juicio en calidad de coautores de los delitos de detención funcional ilegal y torturas concurriendo materialmente entre sí.
“AHORA VAN AVER COMO LOS MATAMOS Y NADIE SE ENTERA»
La noche del 17 septiembre los cuatro policías de la comisaría sexta levantaron a dos adolescentes, de 14 y 16 años. Los llevaron a un descampado ubicado en Strobel al 10000, y allí, los golpearon y simularon fusilarlos.
Con la excusa de llevarlos para identificarlos, los policías detuvieron a los menores. los subieron en e patrullero conducido por Estévez y Cano, mientras que en otro móvil iban Cabrera y Estigarribia.
Cabrera y Estévez golpearon al menor de 14 años le gatillaron en la cabeza con la pistola reglamentaria. “Ahora van a ver cómo los matamos y nadie se entera», les dijeron los policías.
En cuanto al otro adolescente, que esperaba en el móvil policial, lo bajaron y le dijeron: “Esto te pasa por andar con éste, la próxima vez que te vea no te vamos a perdonar… me parece que te vamos a matar acá”, le dijo uno de los policías, mientras lo pateaba y lo pisaba.
Po último, los hicieron arrodillar y les gritaron que corrieran. Los policías dispararon con una escopeta de balas goma y los adolescentes corrieron temiendo que una de las balas pudiera matarlos.
