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Cambiar de género a los 37 años: «Le mentía a todo el mundo siendo mujer y ahora me siento libre»

Facundo es marplatense y comenzó su transición de género luego de tener dos hijos y divorciarse de su pareja: el recorrido hacia la aceptación luego de su "salida del clóset".

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Facundo tiene 39 años y hace dos salió del clóset: luego de su divorcio, logró identificar y aceptar que no se sentía mujer, sino hombre, y comenzó el proceso hacia su transición de género.

«Toda mi vida me crié como mujer, tuve pareja e hijos y cuando me separé y pasé toda la tormenta del divorcio busqué información por internet porque me sentía raro, distinto. Cuando estuve preparado decidí salir del clóset», contó en una íntima entrevista a Canal 8 el marplatense que recorrió el camino de la aceptación y hoy comparte su historia para inspirar a otros y otras.

Ese camino, indudablemente, fue largo y duro: «Al primero que se lo dije fue a mi papá, estando los dos solos. Él lo tomo mal y se enojó, pero después de un mes sin hablarme, que fue muy triste porque no entendía por qué, y con el tiempo y los años, la cosa ya fluye».

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La historia del rechazo y la negación se repite en cientos de miles de personas que no se sienten cómodas con su género asignado al nacer a partir de su genitalidad, y que se enfrentan a un mundo que desde hace muy pocos años intenta deconstruirse para tener a la mano las herramientas necesarias para que las transiciones sean cada vez menos violentas y dolorosas, tanto para las personas trans como para sus círculos y familias.

«Cuando salís del clóset empezas a vivir tu vida como realmente sos y se abren un montón de puertas», explica Facundo, que realiza su tratamiento hormonal gracias a la salud pública. «Por las redes sociales llegué al consultorio de unas prácticas de la Unidad de Pronta Atención 13. Ahí me recibieron bárbaro una medica clínica y una trabajadora social que me dieron toda la información que yo necesitaba».

Fue en ese momento y tras ese encuentro que Facundo comenzó su proceso de hormonización: «Yo no tenía ni obra social después del divorcio y a partir de ahí ellas me ayudaron para que, cuando esté preparado y decidido, pudiera empezar el tratamiento«.

Por otro lado, uno de los juicios más complicados familiarmente tuvo que ver con sus hijos de 6 y 9 años, a los que debió ayudarlos a comprender «que yo iba a estar siempre pero que ahora tenían dos papás«. «Decirle a mis hijos fue duro porque sentían que perdían a su mamá, lloramos un montón. Yo les explicaba, pero en ese momento fue muy triste. Mi hijo empezó con problemas en el ‘cole’ y nos dijeron que necesitaba una psicóloga con perspectiva de género», relata.

El acompañamiento psicológico tanto para Facundo como para sus hijos fue clave para poder sostener su vínculo y, además, naturalizar el proceso familiar que los atravesaba. «Golpeando puertas llegué al Materno Infantil, donde tienen un consultorio de diversidad de género para niñeces. Ahí me abrieron los brazos y me dieron toda la ayuda necesaria», señala.

Facundo asegura que hoy, dos años después de iniciado su camino, los niños «están bárbaros y lo cuentan con naturalidad«.

«Cuando salís del clóset te liberas y todo empieza a fluir: es algo mágico. Hay momentos tristes, donde no te encontras, pero la terapia ayuda muchísimo», recalca el marplatense. «Yo le mentía a todo el mundo siendo mujer y ahora me siento libre, me saqué kilos y kilos de encima siendo quien yo soy, sin ocultar nada».

Sobre el final de la emocionante entrevista con Canal 8, Facundo hizo una analogía entre el dolor de una astilla clavada en el dedo y el alivio de poder ser quien uno quiere libremente: «Viste cuando te clavas una astilla en el dedo, que te duele, te molesta, pero cuando la sacas, después de mucho esfuerzo, es un alivio no sentir más ese dolor: cuando salís del clóset te alivianas y empezas una nueva vida siendo lo que uno es, como uno se siente», finalizó.

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