“Ahora es momento de reorganizarnos. Tenemos que dar una discusión interna sobre cómo seguir después de la decisión de Cristina”. La frase pertenece a un importante sindicalista K, que aún parece estar digiriendo que la Vicepresidenta no competirá el año que viene en las elecciones. Era uno de los que creía que, de mínima, iba a ser candidata en la provincia de Buenos Aires.
La afirmación de Cristina Kirchner en su discurso posterior a la condena en la causa Vialidad descolocó a muchos dirigentes del peronismo. Esa frase corta, pero contundente, en la que anunció que no competirá por ningún cargo, fue un punto de inflexión en la vida diaria de la coalición. La confirmación oculta de que ella ya no es la que era, más allá de la épica, siempre bien alimentada por la militancia K.
“No voy a ser candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora, mi nombre no va a estar en ninguna boleta”. Sorpresa y resignación. Las dos sensaciones atravesaron el peronismo. Si hay algo que distingue al espacio político fundado por el general Juan Domingo Perón es el pragmatismo y la capacidad de reinvención. Ahora se trata de barajar y dar de nuevo. Es lo que va a pasar en el oficialismo.