Cristina y su familia, dueños de un almacén en la esquina de Belgrano y Tierra del Fuego, fueron víctimas de un violento asalto este viernes por la tarde. Dos delincuentes ingresaron y amenazaron a los presentes con una pistola de juguete. Sin embargo, la hija de la comerciante echó a uno de ellos a los empujones y detuvo a uno de ellos con ayuda de su hermano y de vecinos que pasaban por allí.
El hecho ocurrió este viernes a las 18.50 y fue captado por las cámaras de seguridad del local. Cristina habló con Canal 8 y narró los hechos. «Entraron dos hombres por la puerta principal, la del costado estaba cerrada desde las 18. Nos tiraron al piso a las clientas y a nosotras. Uno se fue al fondo, donde estaba mi hija. Buscaba la recaudación del Ripsa, pero no había nada porque no queda la plata ahí», explicó.
El sujeto le dio a su hija un bolso vacío para que pusiera ahí la plata, mientras la apuntaba con una pistola. De hecho, se paró sobre el mostrador y abrió la caja registradora.
«Cuando mi hija ve que le apunta, se da cuenta que es una pistola de juguete y empieza a gritar. Salió corriendo detrás del otro ladrón y se agarra con él, le pega con el bolso y lo saca. Lo corrieron una cuadra y lo agarraron con los vecinos», contó Cristina.
Mientras tanto, el ladrón que había quedado en el sector del kiosco salió de atrás del mostrador y le pegó un topetazo a la puerta lateral. En el segundo intento destrozó el cristal y se fugó.
«Fue un momento terrible. Esto es un emprendimiento familiar, entramos a las 8 de la mañana y son las 20.30 y seguimos trabajando. Que nos pase esto es una angustia terrible: ver a mis hijos correr al delincuente, llamar a la policía y que no venga», se lamentó Cristina.
«Gracias a Dios los vecinos nos ayudaron, pero no podemos estar así. No podemos trabajar con miedo. No hay seguridad y no vemos pasar patrulleros. Lamentablemente tenemos que seguir porque es nuestro trabajo, otra cosa no nos queda«, agregó.
Cristina sostuvo que la situación de inseguridad «empeoró bastante» en el barrio Don Bosco y alrededores, con robos a otros comerciantes y a vecinos. «Falta presencia policial. No digo que pasen a cada rato, sino que pasen cada dos horas, que veamos que pasan», dijo.
Ana, otra comerciante del barrio, también opinó que falta mucha seguridad en la zona y que muchos cierran a las 18 o atienden «con la llave puesta». «Tengo un negocio a dos cuadras. Anoche salí a caminar a la noche y nos cruzamos con un patrullero estacionado en Ciromar donde los policías estaban tomando mate. Trabajo con miedo y encerrada. No es justo, no podemos vivir así», expresó.
