martes 25 de junio de 2024
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PANORAMA

Las horas frenéticas de Maxi Abad, el marplatense que le dio el empate a Milei para lograr su primer triunfo

El senador Maxi Abad atrajo todas las miradas durante la última semana por la votación de la ley Bases. ¿En qué lo benefició y cuáles son los riesgos?

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En tiempos de Copa América, las analogías futboleras proliferan. La vicepresidenta Victoria Villarruel pateó el miércoles el penal definitorio que le dio al presidente Javier Mieli su primer triunfo legislativo y se llevó la foto principal de la jornada. Pero hubo otra figura destacada para que la Ley Bases lograra salir aprobada del Senado: el marplatense Maximiliano Abad.

El dirigente radical empató el partido en tiempo de descuento para poder llegar a los penales. Y la analogía se ajusta a los hechos: hasta último momento no se sabía si acompañaría o no el proyecto del gobierno.

Los días y horas previas al tratamiento en el Senado estuvieron cargados de tensión. Negociaciones, llamados, rumores, documentos con cargos para legisladores. El menú libertario fue completo en pos de lograr la aprobación de la ley. La intransigencia con la que Milei comenzó su gobierno se diluyó y el presidente se recostó en su ala más política para conseguir los consensos necesarios para aprobar la iniciativa.

La noche anterior al debate en el Senado dos legisladores santacruceños anunciaron por redes que no darían quórum. A partir de allí todos los ojos se posaron en el marplatense Abad, el único senador que no había definido públicamente su postura.

Ese día, su teléfono explotó. El encumbrado jefe de Gabinete Guillermo Francos fue uno de los que llamó al legislador marplatense. Otro nombre que apareció en el celular de Abad fue el de «Lule» Menem, un dirigente con un cargo menor, pero con mucha influencia en el gobierno a partir de su estrecho vínculo con Karina Milei.

También hubo llamados desde el propio radicalismo. Intentaron convencerlo de acompañar el dictamen que llevó Martín Lousteau al Senado. Esa opción jamás estuvo sobre la mesa.

«Maxi siempre dijo que la ley tenía asimetrías de origen que se tenían que corregir. Por eso no firmó el dictamen», marcaron desde el entorno del presidente de la UCR provincial. Pero además de las críticas, también tenía la convicción de que el gobierno necesitaba tener una herramienta institucional para llevar adelante su plan. Así logró mantener el misterio hasta el final.

Estratégicamente esa indefinición pública también le sirvió para estar en el centro de la escena. Abad es un dirigente que en los últimos años escaló hábilmente las colinas de la política y llegó a convertirse en un jugador fundamental en las roscas provinciales y nacionales. Sin embargo, la visibilidad jamás fue su fuerte. «Con esto, salió en Clarín, La Nación, Infobae, TN, La Nación +…», enumeran desde su entorno.

La exposición también incluyó escraches, especialmente en Mar del Plata, su pago chico. Los opositores al gobierno pegaron carteles con su cara y lo señalaron por ser el que permitió la aprobación de la ley Bases. Pese a garantizar la aprobación de la ley, el legislador marplatense rechazó delegarle facultades a Milei. Sí acompañó el Rigi, según argumentan, porque incluyó ítems para proteger el empleo nacional.

Si la cosa no sale como el gobierno espera, esos rechazos en lo particular no parecen suficientes para eludir la responsabilidad y a Abad le cobrarán esa factura. El tiempo definirá si fue una jugada que lo posicionó en el centro de la escena o que lo expuso innecesariamente.

Abad tiene varios desafíos por delante. Uno de ellos es sostener el control del radicalismo de la provincia. No será con él de presidente (no puede tener un tercer mandato consecutivo), pero trabaja para que el nuevo titular sea de su riñón.

A su vez, mantiene una puja con Lousteau. El ex candidato a jefe de Gobierno porteño busca convertirse en la cara de la renovación de la UCR. Abad, con menos conocimiento público pero más desarrollo territorial, también quiere ese lugar.

Esa pelea silenciosa se visualiza en la relación que cada uno tiene con el gobierno de Milei. Lousteau marca sin tapujos que no tiene nada en común con el presidente. Y por esa postura sus detractores lo ubican más cerca del kirchnerismo que de la UCR.

Abad también marca distancia con los planteos y las formas de Milei, aunque escapa a un alineamiento con el kirchnerismo. Intenta caminar por una tercera vía, pero sabe que hay un problema: ese camino conduce al vacío. «Hoy, no hay lugar para un tercer espacio. El escenario está planteado para dos grandes frentes», analizan desde su entorno.

¿Qué es lo que busca entonces? Estirar las definiciones hasta último momento y generar el músculo suficiente para, cualquiera sea el camino, estar lo mejor plantado posible.

Montenegro Abad
Montenegro y Abad, socios políticos en Mar del Plata.

Mientras tanto, el primer senador nacional marplatense de la historia no debe olvidar su pago chico. La relación con Guillermo Montenegro, por ahora, no tiene fisuras. Pero la de la UCR y el PRO comienza a exhibir grietas.

Los concejales del intendente (y también los de la CC) cada vez están más alineados con los ediles de La Libertad Avanza, que responden al diputado Alejandro Carrancio. El pedido para «exhortar a los senadores» a que rechacen el proyecto que busca aumentar las indemnizaciones en la provincia fue un claro ejemplo. Lo redactaron los libertarios y lo firmaron los del PRO y la CC. Los radicales, en tanto, pidieron cambiar la redacción para acompañarlo.

Carrancio y Montenegro se miran con desconfianza. La relación entre el actual diputado de LLA y los funcionarios de mayor confianza del jefe comunal es tirante. Sin embargo, ambos saben que es probable que más temprano que tarde los caminos políticos del mileismo y el PRO se conecten.

Montenegro tiene el respaldo que le dio el importante triunfo electoral en una de las ciudades más importantes de la provincia. A su vez, viaja continuamente a Buenos Aires para afianzar sus vínculos con funcionarios del gobierno nacional.

Carrancio se mantiene cercano al armador provincial Sebastián Pareja. La última semana, los dos protagonizaron un hecho que les hizo subir las acciones dentro del mundo libertario: confirmaron el sello bonaerense de La Libertad Avanza, en un acto junto a Karina Milei, «Lule» y Martín Menem.

Si avanza la idea de un acuerdo electoral, la primera pregunta que surge es cuándo se cristalizará. La segunda es cómo. Y la tercera es qué hará el radicalismo, principal aliado de Montenegro en los últimos cuatro años y medio. Demasiadas incógnitas sobre las cuales, por ahora, nadie tiene respuesta.

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