Siempre se dice que Mar del Plata es la capital nacional del pulóver. Sus tejidos históricamente son elegidos y elogiados por locales y turistas, que destacan su calidad y buen precio. Sin embargo, el textil es un sector que así como se expande, se retrotrae al calor de las políticas económicas y la apertura o no de las importaciones y en ese vaiven, se ganan o se pierden puestos de trabajo.
En ese marco, Mi8 se contactó con Jorge Frías, secretario general del Sindicato de Trabajadores Textiles, que confirmó que “la cosa viene complicada” y que “170 personas fueron despedidas en estos últimos tres meses”. Como si eso no alcanzara, también hay suspensiones.
“Lamentablemente sabíamos que esto iba a pasar y que iba a afectar sobre todo a las empresas pymes, que son las más pequeñas -de 2 a 15 empleados- y representan el 80% del sector en Mar del Plata. De esos 170 despidos, la gran mayoría fueron en pequeñas y medianas empresas”, aseguró el gremialista.
En esa misma línea, Frías reconoció que hay “algunas suspensiones también”, pero que no equiparan al número de despidos, que “más o menos es el 10% de nuestro padrón de trabajadores”, dedicados a los sweaters, las redes y los bolsones para arena y verduras.
“Acompañamos a los trabajadores despedidos, tratamos de ubicarlos en otras empresas, que están pidiendo gente, y que precisamente son las más grandes, Tratamos en este contexto de que no se queden sin laburo”, dijo el dirigente, que también aclaró que “algo que está pasando y dificultando las contrataciones es que cada vez hay menos gente con el oficio”. “Realmente escasea la mano de obra textil, el tradicional tejedor o remachador”, especificó.
A propósito de la apertura de las importaciones, Frías fue cauteloso y no dijo que sí ni que no, pero desempolvó las vivencias liberales de los 90. “Cuando llegó el menemismo, en Mar del Plata había 330 fábricas textiles. Cuando se fue sólo quedaban 90 empresas. Mirá todo lo que pedimos por no cuidar lo propio. Imaginate lo que puede pasar hoy”, deslizó.
