La crisis azota a propios y ajenos en la ciudad y a lo largo y ancho del país. Es tal la alarmante situación que cualquier alternativa para subsistir, cuenta, inclusive la de robar objetos y tratar de venderlos.
Dicha modalidad se ve resaltada también en números: desde EDEA informaron que se contabilizaron 13 transformadores y 5.000 metros de cable que componen instalaciones eléctricas robados, fenómeno que “incrementó de manera sostenida durante los meses de verano“.
Sin embargo, esta lamentable tendencia de hurtos se complementa con la venta en depositos de chatarra, ya que en tiempos de crisis, cualquier metal es oro. Uno de los trabajadores del Depósito Juncal, destinado a la industria del reciclaje, definieron a esta situación en el móvil de Canal 8 como “un flagelo que ocurre invariablemente según los ciclos económicos de argentina. Cuando hay más pobreza y más hambre, la gente se agarra de lo que puede y lo vende. Un medidor de agua de bronce, lo parten y lo venden en depósitos que lo terminan comprando porque, en definitiva, es un metal“.
Asimismo, detalló cómo se vive puertas adentro la recepción de cada metal: “A veces no sabemos el origen de las cosas que te vienen a vender, o no te das cuenta si es un medidor robado o es cable que viene de un transformador, y se termina comprando“.
“El kilo de bronce está 3 mil pesos, y el kilo de cobre, 5 mil. Son valores que varían según su precio internacional. Por el momento está estable“, agregó.
Respecto a la fábrica de reciclaje, sentenció: “Nuestra actividad es una que está muy invisibilizada en la sociedad. Somos parte de una economía circular que aporta un enorme grano de arena al medio ambiente. Estaría bueno que la gente conozca los lugares en donde se reciclan los materiales, para poder concientizar sobre el reciclaje y el medioambiente“.
