Luego de que fueran detenidos en las últimas horas, el fiscal Leandro Arévalo les tomará declaración este martes a Guillermo Caldera y su pareja Andrea Farías por el delito de abandono de persona agravado, que derivó en la muerte del doctor Jorge Tiscornia. Padre e hijo fueron noticia en 2003, cuando Guillermo Caldera asesinó a Bárbara Tiscornia, mientras que su padre lo ayudó a deshacerse del cuerpo.
El 15 de agosto del año pasado, los nombres de ambos volvieron a las primeras planas de los diarios cuando se produjo un enorme operativo en Bolívar al 3700. Allí, se hicieron presentes por una orden del Juzgado de Familia para desalojar a Caldera y su pareja que habían ocupado la casa de Jorge Caldera.
El hermano de Caldera los había acusado de abandonar al sujeto, que ya para ese entonces se encontraba internado en la clínica Colón, con un severo cuadro de deshidratación.
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Según la investigación de Arévalo, al menos desde julio hasta el 9 de agosto tanto Guillermo Caldera como su pareja pusieron en riesgo la vida de Caldera. El médico había sufrido problemas de columna que le imposibilitaban manejarse por sus propios medios.
El hijo y su pareja deliberadamente se abstuvieron de brindarle cuidados mínimos que su estado requería, como higienizarlo, alimentarlo y darle la medicación correspondiente.
A partir de esa situación, el médico permaneció cerca de un mes postrado en su habitación hasta que sufrió un severo cuadro de deshidratación, por lo cual fue trasladado de urgencia a la Clínica Colón. Finalmente, Jorge Caldera murió.
En las próximas horas, Caldera hijo y su pareja serán trasladados a Tribunales para prestar declaración ante el fiscal Arévalo.
El crimen de Bárbara Tiscornia
Bárbara y Guillermo tenían 20 años y una relación. La noche del 22 de abril de 2003, se encontraron y fueron a un departamento en la zona norte de la ciudad. No se sabe el motivo pero entre la 1.30 y las 2 de la mañana, Guillermo le apoyó un arma en la cara a Bárbara y disparó.
Durante el juicio se pudo comprobar que el joven llamó a su padre, el médico Jorge Caldera, quien acudió al lugar para ayudar a su hijo. Entre los dos envolvieron el cuerpo de Bárbara con frazadas y la metieron en el baúl del auto Mercedes Benz del médico. Luego la arrojaron por los acantilados de la playa de Camet.
El cuerpo fue encontrado por un pescador de la zona y la autopsia determinó que Bárbara tuvo una sobrevida de 15 minutos luego de recibir el disparo. La querella determinó que Caldera padre podría haber asistido a Bárbara teniendo en cuenta que era médico, pero prefirió deshacerse de la joven.
Los investigadores, también pudieron comprobar que esa noche hubo un segundo llamado desde el teléfono del departamento. Esta vez el médico llamó a sus padres, a los abuelos de Guillermo, que llegaron al departamento para limpiar todos los rastros del crimen. Con lavandina intentaron borrar todas las manchas de sangre.
Guillermo permaneció varios meses prófugo y fue condenado a 13 años de prisión en 2005. Su padre y sus abuelos nunca fueron juzgados porque al ser familiares directos no se les puede imputar el delito de encubrimiento.
