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DÍA DEL PADRE

Cómo es ser papá cuando un hijo muere: “Agradezco cada día haberlo tenido”

Iván no era el padre biológico de Matías, pero sin duda era su papá. Cuántas formas hay de habitar la paternidad, cómo lo hace el que perdió un hijo. En este Día del Padre, la historia de Iván, con Matías y Mariela.

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Qué queda de una paternidad cuando un hijo muere.

Cómo son los días con esa ausencia.

De qué modo se habita esa identidad de padre.

Cómo se dice de ahora en más. ¿Soy papá? ¿Fui papá?

Para Iván Cerone, no hay duda: “Soy papá de un hijo fallecido”.

Matías no era hijo biológico de Iván, pero en las fotos se parecen. Las muecas comunes se construyen en la vida compartida. En los viajes a ver a River. En los días de la casa en construcción. En las vacaciones en Tandil, en Disney, en Rosario. En los primeros días de Matías en el colegio nuevo. En los descansos despatarrados en el colchón en el piso. En el amor profundo y enorme por Mariela, la esposa y la madre, la artífice de la triada, la mujer que parió a Matías.

Todo fue vida compartida hasta el 16 de septiembre de 2021 cuando les avisaron que Matías había fallecido en un accidente.

Iván tenía clarísimo su deseo de ser padre. Había intentado con su primera esposa, pero no pasó. Y trató con Mariela durante cinco años, y tampoco.

“Empezamos a buscar en 2009 y yo dije hasta acá en 2014. Probamos todo. Al comienzo, lo buscamos de la manera más natural: nos encontramos cada vez más seguido. Luego vinieron los tratamientos, primero los de baja complejidad, después lo de media hasta llegar al in vitro. La verdad es que no nos funcionó nada. Y en el fondo, sinceramente, yo ya me sentía papá. De algún modo, yo estaba buscando lo que ya tenía”, razona Iván.

En una carpeta en la compu, repleta de subcarpetas con fotos, Iván repasa sus días con Matías. Cuenta detalles de cada escena y se detiene en una: en la que están los dos, con el Monumental estallado de gente, en la previa al partido en que River le ganó a Cerro Porteño 2 a 0 por Copa Libertadores. Matías tenía 19 años. 

Hipnotizado ante la foto, Iván confiesa que ya no cree en Dios. «Dejé de creer el mismo día en que Matías falleció. Cuando le propuse a Mariela dejar de buscar un embarazo, le dije que teníamos todo, que yo no le pedía a Dios que me diera nada más, sino que no me quitara lo que tenía. Y nos quitó a Matías, que era un pibe hermoso, trabajador, buen novio, buen amigo, buen hijo. ¿Cómo seguís creyendo después de eso?».

Ese jueves trágico, Iván y Matías desayunaron y se despidieron como siempre. 9.40, beso, beso y hasta la noche. Mariela ya no estaba en la casa: había salido más temprano, entraba a trabajar a las 8.

Al mediodía intercambiaron unos mensajes. Matías tenía publicado unos artículos en Mercado Libre y precisaba que alguien los mostrara. Tenía que viajar por laburo a Tres Arroyos y no iba a llegar a la hora pautada. Le preguntó primero a Iván, que le tuvo que decir que no, que tenía un día cargado y que tampoco iba a llegar. Sin saberlo, esa sería la última vez que hablaría con su hijo.

A las tres de la tarde, Mariela mandó un mensaje al grupo que compartían. El mensaje no le llegaba y Mariela se inquietó. 

A la hora, le escribió a Iván por privado. Estaba preocupada, sentía que algo no andaba bien.

A las cinco de la tarde, por teléfono, Mariela se enteró que su hijo había muerto. Dos minutos después, se enteró Iván.

«Atendí en Belgrano y Champagnat; estaba volviendo de lo de mi mamá. De ese viaje hasta casa no me acuerdo nada. Cómo que había fallecido Mati. Esperé todo ese rato que me llamaran para decirme que había sido un error. Pero no. Llegué y nos fuimos para Necochea», rememora.

El accidente en el que Matías, de 21 años, perdió la vida ocurrió el 16 de septiembre de 2021 en el kilómetro 94 de la ruta 88.

Asociar la idea de la muerte a un hijo es un pensamiento perturbador. Imaginar que tenemos que velarlo antes que ellos a nosotros es un espanto. Pero vivirlo, cuenta Iván, es el dolor «más profundo, penetrante y cruel» que una persona puede sentir. Nadie cría a un hijo pensando en la posibilidad de despedirse antes de la propia muerte.

“Al principio buscábamos señales de que Mati estaba ahí. Podía ser un colibrí, una mariposa, una pluma. Lo que pasaba cerca que podía ser una señal de que Mati estaba ahí queriéndonos decir algo, lo tomábamos. Después nos dimos cuenta de que era un recurso para no sentirnos tan devastados. De a poco fuimos entendiendo, saliendo, transitando el dolor. Volver a casa fue durísimo”, cuenta.

La primera noche sin Matías, Iván durmió en su cama. 

La almohada todavía olía a él. 

A partir de ese momento, en espiral ascendente y como pareja, Iván y Mariela empezaron a transitar la ausencia. A veces a ritmo propio, a veces a ritmo dual, siempre con la mirada puesta en la vitalidad perdida de Mati.

«Pensar cómo le gustaría a él que estuviéramos fue fundamental. Preguntándonos qué querría Mati fue como empezamos a salir. Él quería Navidad, quería viajes, quería alegría. De poco empezamos a transformar el dolor de no tenerlo en la gratitud de haberlo tenido. La mayoría de las veces no pienso tanto en que ya no está, sino en qué bueno que lo tuve», dice. 

Cuando se conocieron, Iván tenía 33 años y Mati, 8.

Se eligieron enseguida: las fotos, que repasamos ahora, no mienten. No hay imagen en la que el pequeño hincha de River no abrace con fuerza al adulto hincha de River.

«Mariela fue habilitante para que yo pudiera paternar. Pero lo más importante es que fue el propio Mati el que me dio ese lugar. Si bien me dijo papá un par de veces, charlamos sobre eso, porque él tenía un padre biológico y la idea no era reemplazar a nadie”, cuenta y se interrumpe así con otra anécdota de otro recuerdo que dispara una imagen.

Matías parece haber tenido clarísimo que la identidad de un hijo y de un padre es, sobre todo, una construcción.

-¿Celebraban el Día del Padre?

-Sí, siempre.

-¿Cuando murió Mati también?

-Celebramos por mi suegro, por mi viejo.

-¿Y ahora que ellos murieron también, celebran el Día del Padre?

-Es el único día del año que me cuesta.

Cuando te preguntan si sos papá, ¿qué decís? ¿Qué fuiste o qué sos?

-Que soy el papá de un hijo fallecido.

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