sábado 18 de mayo de 2024
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CRÓNICA

Del rock a la música electrónica: la transformación de las playas del sur, siempre dominadas por jóvenes

A fines de la década del 90', la radio Rock & Pop convirtió en un clásico los recitales en los balnearios del sur de Mar del Plata. En la actualidad, la juventud copa la arena al ritmo de la música electrónica. ¿Cómo se dio esta transición?

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Recitales de rock y fiestas electrónicas en la playa.

Las playas del sur de Mar del Plata tienen ese no sé qué. Tal vez sea que estén alejadas de la zona céntrica. O que son una larga extensión de arena, donde se puede pasar un día de verano cómodo y tranquilo. Sea cual sea la razón, una buena parte de los marplatenses ven con buenos ojos los balnearios más allá del Faro.

Hace varios años, algunas de esas playas eran sede de recitales de rock. Muchos recuerdan con cariño a la extinta Arena Beach, donde tocaron bandas reconocidas como Divididos, Las Pelotas y Catupecu Machu, entre otras. Y recuerdan una inauguración histórica: tocó Gustavo Cerati.

El rock como sinónimo de las playas del sur fue desapareciendo y en los últimos años se reemplazó por otro registro: fiestas electrónicas, repletas de jóvenes y con DJs de calidad internacional. ¿Cómo se dio esta transición? ¿Por qué ya no son atractivos los recitales de rock en la playa?

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Todos las presentaciones rockeras en Arena Beach eran transmitidas en vivo por la radio Rock & Pop. Martín Echeverría, periodista marplatense que estuvo muchos años ligado a esa emisora en el programa «Maldita Radio», narra cómo fueron los inicios de la emblemática playa.

Martín Echeverría.

«Empezamos a hacer los shows más o menos por el año ’98 o ’99, aproximadamente. Éramos empleados de Rock & Pop de Buenos Aires, que, con Daniel Grinbank a la cabeza, tenía una cultura muy de estar de la mano a los recitales. Ahora un poco ya se ha perdido eso. En ese momento, él tenía DG Producciones, entonces la radio iba de la mano de la productora», cuenta.

Según Echeverría, los directivos de la Rock & Pop tomaron la idea de hacer los recitales en la playa de Brasil. En Mar del Plata no había nada parecido a aquello, pero el espacio y las ganas estaban. «El concepto de meter el escenario en la arena prácticamente no existía», dice.

De Waikiki a Arena Beach

Hubo un camino previo a la creación de Arena Beach. En el primer verano se realizaron una serie de eventos en la playa Waikiki. «No era lo que es hoy, con el mirador, sino que era una playa mucho más rústica. Ahí tocó Ataque 77 gratis, por ejemplo», rememora Echeverría. «Eran organizados por la Rock & Pop y se hacían de día, pero no se transmitían por la radio«, cuenta Nacho Sacchi, quien comenzó su labor como locutor por esos años.

Luego fue el turno de «Abracadabra», un bar ubicado dentro del balneario La Caseta. Se trataba de eventos chicos, dos o tres por verano, pero donde la radio comenzó a llevar sus «estudios móviles» para hacer sus programas y transmitir los recitales en vivo. Un joven Nacho Sacchi, de apenas 19 años, comenzó a tener sus primeras experiencias en radio junto a reconocidos periodistas y grandes exponentes del rock argentino.

Playa Waikiki.

«Poder codearme con Lalo Mir, Carla Ritrovato, Bobby Flores, era una locura. Por ahí de golpe entraba Pappo al camión de transmisión, Divididos, Árbol, Catupecu Machu. Para el fanático del rock, como era yo en ese momento, era increíble. Pasé de ser un pibe que estaba estudiando locución a estar al aire y poder participar gracias a la generosidad de los conductores de Buenos Aires: entrevistar, hacerle una pregunta a Pappo o a Ricardo Mollo, sentados en el camión de transmisión. Era Disneylandia», narra Sacchi.

Rápidamente, «Abracadabra» quedó chico y la magnitud de los recitales comenzó a expandirse. «El dueño de La Caseta en aquel entonces, Jorge ‘Cuchillo’ González, nos dijo que tenía una plaza más alejada, allá por paraje San Jacinto. Un lugar que tenía la posibilidad de hacer más recitales, más seguido, y donde no estaba comprometido con la gente que iba a las carpas», cuenta Echeverría. Ese lugar era nada más y nada menos que «Tamarindo», sitio donde la Rock & Pop organizó recitales gratuitos desde el verano del 2000 al 2006.

Recital en «Tamarindo».

Divididos, Pappo, Las Pelotas, Los Pericos, Árbol, Miranda, Los Auténticos Decadentes, Molotov y La Vela Puerca fueron algunas de las bandas que pasaron por allí.

«Eran dos recitales por semana gratuitos y hacíamos transmisiones por radio desde la playa para todo el país. Mar del Plata tenía una difusión a nivel nacional enorme a partir de eso. No existían las redes sociales ni las transmisiones por streaming, entonces la gente estando en un embotellamiento en medio de la Avenida 9 de Julio, un martes a las 3 de la tarde, podía escuchar cómo tocaba Divididos’ en una playa de Mar del Plata«, dice Echeverría.

Show en Tamarindo.

Año tras año, tanto para los que sintonizaban la Rock & Pop como para los que no, los conciertos gratuitos en la playa se transformaron en un «clásico». El apoyo de grandes sponsors posibilitaban la organización de estos eventos cada temporada.

Catupecu Machu en Arena Beach, en 2008.

En 2006, la empresa fue adquirida por una productora mexicana llamada CIE Internacional, que también compró a Radio Metro y Radio Aspen. «Con toda esa audiencia, la playa quedaba chica. Eso hizo que la empresa decidiera mudarse y construir (porque fue construida) una playa que en ese momento se llamó Arena Beach, frente a la rotonda del Faro. Me acuerdo que el 1 de junio del año 2006 me dieron las llaves. Era todo arena, por ahí entraban las camionetas 4×4 a pescar», recuerda Echeverría.

Con 16 hectáreas a su disposición, la empresa y los empleados comenzaron a erigir Arena Beach. «Levantamos médanos (los picábamos con uñas de gato), armamos dos restaurantes diferentes, dos sectores diferentes, uno para Metro y otro para Rock and Pop, pusimos palmeras, armamos piletas. Toda la construcción que hoy ven, la hicimos toda nosotros«, explica.

Gustavo Cerati en Arena Beach.

El primer show en Arena Beach fue en enero de 2007 y estuvo a cargo de Gustavo Cerati. En el lugar entraban unas 30.000 personas, e incluso había quienes disfrutaban de los espectáculos desde los médanos. «No tenía límites, se podía estar con los pies en el mar», recuerda Echeverría.

Al verano siguiente se instaló «La Morocha», donde hoy está Mute. Allí también se ofrecían varios espectáculos a metros de la orilla.

En paralelo a los recitales de rock, también se organizaba «Atardeceres electrónicos», tal vez, un predecesor de las fiestas electrónicas de la actualidad. «En La Caseta también lo hacían, pero era más como un boliche porque tenían una carpa. Lo nuestro era más playero, todo muy tranquilo. Nunca hicimos nada de noche», añade.

«La verdad que fue una cosa increíble, sucedían cosas todo el tiempo y eran veranos donde durante una semana tenías cuatro eventos convocantes. Era una playa que tenía una programación de por lo menos 15 eventos en la temporada, un montón», recuerda.

«Bobby» Flores, Dread Mar-I y Nacho Sacchi en el estudio móvil de Rock & Pop en Arena Beach.

Si uno se toma el tiempo de navegar por Internet, puede encontrar algunos detalles interesantes sobre aquella época. A mediados de los 2000, donde no existían las redes sociales, visitar blogs era común para todo aquel que tuviera una computadora o fuera a un cyber. En el blog llamado «Cine Braille», un cronista anónimo da algunas notas para recordar cómo eran esos tiempos. «No pude ir al show por coincidir parcialmente con mi horario laboral, y debí contentarme con escucharlo por la radio«, relató.

«Si la música electrónica le compite cobrando 45 pesos la entrada a una fiesta, como pasó hace unas semanas en el Polideportivo de Mar del Plata, el viejo y querido rock se podría quedar tranquilo. Si tuviera ganas de quedarse tranquilo…», anticipó. Un «visionario», dirían algunos.

El fin de Arena Beach

Echeverría y Sacchi coinciden en que una de las razones por las que Arena Beach dejó de existir y ninguna otra radio o balneario tomó la posta de organizar recitales en la playa fueron los altos costos que implican este tipo de eventos, con tantos shows por temporada.

«La estructura era cada vez más costosa porque era cada vez más grande. Todo requería mucha más seguridad, después de lo que ocurrió en Cromañón. Pasaron muchas temporadas y nunca pasó nada grave, eso obviamente es parte de la preparación», explica Sacchi.

Por otro lado, el locutor reconoce que las fechas de rock nacional perdieron su «atractivo» para las marcas que oficiaban de sponsors en Arena Beach y otros parajes. Además, opina que en esos años al rock se lo asociaba con la tragedia Cromañón y era «mala palabra», a pesar de la innumerable cantidad de fanáticos que iban a las playas del sur a ver a sus bandas favoritas.

«Entonces, el rock fue mutando a lugares más chicos y pasó a no ser tan popular, como sí lo fue de 1995 a 2005, más o menos. Esos veranos de recitales ahora han cambiado mucho en lo que es las fiestas electrónicas, por lo menos del Faro al sur», manifiesta Sacchi.

Otro factor importante fue el cambio de dueños en la Rock & Pop, quienes optaron por «no apostar tanto ni al verano ni a Mar del Plata» y centrarse en eventos que tuvieran lugar en Buenos Aires. Según cuenta Echeverría, luego la radio fue vendida a Metro, que priorizó otras ciudades costeras, como Pinamar.

Una multitud disfruta de Catupecu Machu en Arena Beach.

«Es muy costoso solventar todo eso y mantenerlo gratis para siempre. Por eso, hoy por hoy, sólo puede hacer un show una marca grande, que quiera organizarlo o producirlo por una inversión de marketing o publicitaria. Son escenarios grandes, sonidos grandes, los artistas también son muy grandes, alojamientos, traslados; todo genera un gasto desmesurado. Y si no se consigue un sponsor importante en toda esa movida, es imposible hacerlo gratis», lamenta el exintegrante de «Maldita Radio».

Sin embargo, reconoce que la satisfacción de hacer esos conciertos y trabajar en el estudio junto al mar era «enorme». «Hoy me cruzo con un montón de personas que me dicen: ‘Yo fui a ver por lo menos un show a Arena Beach o a Tamarindo’. Que hayan podido ver artistas, que a lo mejor algunos no volvieron a ver nunca, es muy lindo. Lo que estaba bueno es que eran shows muy familiares. Iba el padre con el hijo», rememora Echeverría.

El sur, la sede por excelencia de las fiestas electrónicas

En los últimos años, la música electrónica encontró en las playas del sur de Mar del Plata un lugar donde «la dejan ser». Alejada del caos del centro y de los boliches tradicionales, este estilo atrajo a buena parte del público joven y halló el lugar ideal en las largas extensiones de arena que se ubican más allá del Faro. Lo que era Arena Beach hoy es Helena Beach, un balneario con mucho sector público disponible (también muy elegido entre la juventud marplatense para disfrutar de un día de playa).

A pocos metros se ubica Mute, que también se transformó en un «clásico». A diferencia de Arena Beach, sus shows son pagos. Las entradas se lanzan con bastantes semanas de anticipación, a precios promocionales. Los fanáticos de la música electrónica compran sus tickets masivamente, pero también hay lugar para fiestas de «cachengue», cumbia y RKT.

«Ciru» Zabalia es uno de los integrantes del equipo de producción de Mute y está involucrado en la llegada de DJs reconocidos a nivel mundial. «Mute está hace 15 años, pero en los últimos seis se aceleró y ganó masividad, no sólo en cuanto a la cantidad de público, sino a la cantidad de shows. Al principio era uno o dos por verano y en los últimos años la cartelera es mucho más amplia», explicó.

Miles de jóvenes copan el parador Mute para un show de fiesta electrónica.

A diferencia de Arena Beach, donde el promedio de presentaciones era entre 10 o 15 por temporada, en Mute se habla de 30 por verano. La llegada de DJs internacionales se ha hecho una costumbre en este balneario. «Si existiera un Top 10 a nivel mundial, a Mute han venido todos. Ha venido Solomun, al que le dicen ‘El rey’ por su popularidad y por la tendencia que impone con su música», explicó.

Otros DJs que se han presentado en Mute son el dúo ucraniano Artbat, que son del estilo tecno-melódico; y Traumer y Toman, que «son unos chicos que en unos años van a ser masivos por su sonido”, según Zabalia.

Una pareja de DJs en Mute.

Además, Mute tiene su propio festival llamado «La Conga», donde este año tocarán el cantante cordobés Luck Ra, DJ Tao y Cande Gariso, una DJ de «techengue». Por otro lado, todos los veranos recibe la fiesta «Bresh», que recorre distintas ciudades del mundo.

Luck Ra y DJ Tao, dos de los artistas confirmados en «La Conga».

«Durante mucho tiempo, distintos gobiernos como el de Scioli o Vidal brindaron una programación gratuita que acostumbró al público a decir: ‘Hay rock gratis’. Entonces, la dificultad de realizar shows con venta de tickets cuando está la posibilidad de ir sin pagar hizo que los promotores busquemos otras alternativas. En ese sentido, también hubo otro efecto: los jóvenes se empezaron a acercar más al sur. Entonces, nos adaptamos a los consumos culturales de ellos», resaltó.

Por lo tanto, la cartelera de eventos musicales se colmó de reggaetón, cumbia, trap y electrónica, que «es lo que consume ese segmento».

Zabalia tiene una explicación de cómo se dio la transformación en los eventos de las playas del sur. «No quiero utilizar la palabra caída, pero sí tiene que ver la baja en el encendido de esas radios que antes eran generadoras de cultura. La verdad que uno escuchaba la Rock & Pop y el estreno del disco de una banda de rock lo presentaban ahí. Eso hoy no sucede, los chicos consumen otra música. Creo que ese es uno de los disparadores», expresó.

La fiesta «Bresh» en Mute.

Igualmente, Zabalia reconoce que en el último tiempo han surgido bandas de rock o rock indie como «Bandalos Chinos» o «El Zar», pero señala que «los chicos están escuchando música electrónica y trap, y eso genera el perfil de los balnearios del sur».

De hecho, «Babasónicos» se presentó este viernes en Mute, con entrada gratis para los usuarios de Cuenta DNI. «Nos gusta que vengan porque son amigos nuestros, enchufar equipos siempre está bueno. Pero somos un balneario principalmente electrónico», expresó.

Horizonte, otra de las locaciones preferidas de la música electrónica

Horizonte, una playa tradicional de la zona sur de Mar del Plata, también se ha erigido como sede para festivales de música electrónica y urbana. A unos metros de Mute, poco a poco se ha transformado en uno de los lugares más elegidos para que los jóvenes vayan a disfrutar de un «after» o de un festival de electrónica.

Lucho Bianchi trabaja en la organización de los eventos en Horizonte y coincide con Zabalia en que la música electrónica ha llegado para quedarse. «El rock nacional ya no está en su apogeo y hoy está levantando la electrónica. Eso se ve reflejado en la zona del sur», comentó.

Bianchi asegura que a partir de este año va a haber más eventos de este tipo, con Horizonte como una de las sedes principales, y que este verano va a haber «una puesta grande» de Mar del Plata respecto al «entretenimiento para atraer al turista».

Sonora Park.

En Horizonte se ha instalado «Sonora Park», un espacio amplio a metros de la arena. Por otra parte, Bianchi adelantó que en la playa pública habrá un puesto de una marca de gaseosa que oficiará shows gratuitos por la tarde.

Para la noche se ofrecerán diversos eventos en el playón de «Sonora Park», donde se presentarán Rusher King, Meme Bouquet, Karina, Román El Original, la fiesta «Polenta» y «El Club de la Serpiente», una fiesta con música de las décadas de los 70′ y 80′.

Por lo tanto, «no es sólo la música electrónica», sino que el cachengue también pisa fuerte en las playas del sur.

«Nocturnidad cuidada»

En la actualidad, el gobierno de Guillermo Montenegro apuesta e incentiva al «turismo joven». De hecho, el intendente habla de la «nocturnidad cuidada», con grandes operativos policiales para brindar seguridad a este tipo de eventos.

Al respecto, Zabalia dice: «Tenemos un gran diálogo con el intendente y con su equipo. La verdad que ellos, a diferencia de otras gestiones, apuestan a esto y la llegada de jóvenes año a año se fue acrecentando. Capaz en un momento Mar del Plata lo había perdido, ya que los jóvenes iban más a Pinamar o Villa Gesell, pero esta ciudad tiene un abanico de opciones para los jóvenes. Tenés lo que pasa en Playa Grande y en el sur, más una oferta gastronómica increíble. El gobierno municipal nos impulsa a que ofertemos más para que traigamos más artistas».

Además, admite que hay «colaboración y diálogo» para coordinar las salidas de los asistentes a los shows y que no se superpongan. Inclusive, el verano pasado invirtieron en un servicio adicional de transporte para que «los chicos se puedan subir a un colectivo que los acerque por lo menos hasta el centro».

Miles de jóvenes salen de Mute el pasado fin de semana. Foto: @dronmardelplata.

Bianchi también se muestra a favor de la actitud del intendente por darle lugar a estos eventos. «Estamos apostando mucho por la ciudad, así que le agradecemos también al gobierno de Montenegro, que nos está dando una mano siempre. Porque sin entretenimiento, tampoco hay turismo«, manifiesta.

De hecho, piensa que hubo administraciones anteriores que «cambiaron las reglas de la nocturnidad» y veían con malos ojos la tendencia de las fiestas en el sur. «No entendían que el entretenimiento es la base de una ciudad turística, porque si la gente no tiene otro divertimento más que la playa, no va a venir. Entonces, nos estaban ‘ganando de mano’ otras ciudades», cuenta.

¿Por qué hoy los jóvenes tienden a elegir la música electrónica?

«Se volvió un hecho social«, piensa Zabalia. «Es el lugar al que está yendo todo el mundo, entonces te termina arrastrando. Al principio no te gusta, pero están yendo todos tus amigos. Hoy se convirtió en el lugar al que hay que ir«, dice.

Por su parte, Bianchi la considera una «moda». «El rock nacional dejó de ser moda. Antes ibas al colegio y estaba la típica bandita de rock, y ahora en las escuelas está el chico que ‘tira’ freestyle o el que aprende el reggaetón», opinó.

Además, ambos resaltan la facilidad para bailar esta música y el ambiente que rodea estos recitales. Zabalia considera que «es muy divertida para estar entre amigos». «Es casi tribal, entrás como en un ritmo de mantra que te permite dejar la mente en blanco«, explica.

Mientras tanto, Bianchi resalta que, si bien la electrónica es «músicalmente atractiva», las fiestas son placenteras por el «nivel de gente que va». «Hay un clima de amistad, medio familiar. Dentro del baile la gente es mucho más respetuosa que en las fiestas de cachengue. Hay menos conflictos y menos robos, es otra onda», especifica.

Sin embargo, a diferencia de los conciertos de rock mencionados anteriormente, estas fiestas no son gratuitas. Aunque se han vuelto muy populares, las entradas de las fiestas electrónicas tienen precios elevados. Apenas salen a la venta, en Mute rondan entre los $10.000 y los $30.000, según el DJ que se presente. En Horizonte mantienen un valor similar. «Salen entre $15.000 y $30.000«, dice Bianchi.

Amanecer en Mute.

Echeverría, a la distancia, también da su perspectiva sobre por qué la tendencia cambió tan radicalmente en las playas del sur. Esgrime que ya no hay muchas ofertas de rock en la playa y que este estilo musical «se ha guardado bajo el techo» en cuanto a venta de entradas.

Además, agrega que actualmente hay una nueva generación de artistas que mezclan pop y sonido urbano que se están imponiendo más que los rockeros tradicionales, por lo que las marcas y las productoras «van a lo seguro» y eligen esa tendencia.

«El adolescente que antes iba a mirar a Catupecu Machu, llevado a hoy, te va más a una Bresh, a fiestas de cachengue o directamente a mi fiestas electrónicas. En la actualidad, a lo mejor quizá no importa tanto el artista, salvo que sea un DJ súper groso. Pero en estos eventos no importa tanto quién se presente, sino la música que ponen», explica el periodista, que agrega que ahora está en auge el «consumo playlist», es decir, poner una canción atrás de la otra como en Spotify o YouTube.

«He visto varios eventos de música electrónica y todavía me cuesta comprenderlos como un fenómeno«, dice Sacchi, que igualmente se refirió a la comodidad que brindan esos parajes para realizar estos shows. «Dos temporadas atrás hicimos un evento de rock en ese mismo lugar y no tuvo la misma convocatoria que Clapton o Polock«, recuerda.

Además, señala que la «movida electrónica» ha crecido mucho, aunque cree que los costos también son un factor a tener en cuenta. «Hacer un show de rock and roll por ahí es mucho más caro a que venga un DJ. También puede ser una moda, que ya veremos cuánto puede llegar a durar. Obviamente, las grandes marcas están más atraídas por auspiciar un festival electrónico antes que uno de rock», coincidió.

En las dos veredas hay explicaciones similares sobre este fenómeno, aunque cada uno aporta un punto de vista diferente: economía, modas, paso del tiempo, decisiones de marketing o la venta de una radio. Todos son válidos y ayudan a comprender esta realidad, en una zona que durante el verano cobra mucha vida. Las playas del sur, salvo por la presentación de Babásonicos, pasó a ser territorio de música electrónica y chachengue de forma definitiva.

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