Ante la delicada situación económica que vive el país, muchas familias marplatenses buscan estrategias para combatir la crisis y, además, mantener un nivel de alimentación saludable. Una de ellas es tener una huerta propia en casa y consumir frutas y verduras cosechadas en el patio, como así también en balcones y terrazas.
Es por esta razón que en el último tiempo se ha registrado un aumento en la demanda de semillas al programa ProHuerta, una política pública impulsada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Mauricio Navarro, integrante de ProHuerta en Mar del Plata, habló con Canal 8 al respecto.
«Tenemos un registro de, aproximadamente, unas 12.500 huertas y tenemos una capacidad de entrega de semillas a los usuarios de unas 17.000 por año. El número fluctúa y depende de un montón de factores, entre ellos el económico«, explicó.
Navarro sostuvo que el aumento en la demanda de semillas la notan desde el año pasado. No sólo eso, sino que los vecinos también solicitan capacitación y asistencia técnica. «Podemos trabajar a partir de las redes, no sólo de las redes sociales, sino de las redes establecidas en la comunidad, acercando el recurso. Gracias a la sociedades de fomento y a la red de voluntarios, que son cerca de 100. Son los que acercan las semillas a la mayoría de los barrios», manifestó.
Navarro aseguró que muchas de las entregas de este programa son para huertas en balcones y terrazas, que son «muy pequeñas, pero muy productivas«. «Se está dando muchísimo, sobre todo en la zona centro«, dijo.
«También hay unas huertas un poco más grandes, de 50 metros cuadrados, para las cuales contamos con un kit de semillas de 10 especies y, para huertas familiares de 100 metros cuadrados, con 14 especies de hortalizas», declaró Navarro. En los próximos días, desde Pro Huerta comenzará la distribución de semillas de otoño e invierno.
Huertas comunitarias: «Del pueblo para el pueblo»
Existe una gran comunidad que hace varios años trabajan en huertas comunitarias. Una de ellas es la Vía Orgánica, en la calle Tomás Guido, paralela a las vías del tren. «El trabajo en una huerta comunitaria es un trabajo social por los acuerdos, el compromiso y las responsabilidades que hay que tener, porque las plantas son seres vivos y hay un montón de cosas que sostener en torno a eso», sostuvo Emiliano, que forma parte de la Vía Orgánica.
Este espacio ya lleva unos 13 años y se sostiene «a pulmón». «Es del pueblo para el pueblo. La huerta fomenta al otro, juntarse. La huerta es comunitaria por más que sea en tu casa, porque si tenés un amigo o un vecino huertero, la huerta es comunitaria igual. Las cosas se logran así, ayudándonos, compartiendo, visitándonos», explicó Emiliano.
Dentro de ese espíritu comunitario, añadió que lo que se cosecha en las huertas «se comparte y se regala con gusto». Además, en la Vía Orgánica se venden frutas y verduras aportadas por familias productoras de la zona rural de Mar del Plata. «Hay familias que ‘se parten el lomo’ laburando y siguen apostando a este tipo de alimentación» agregó.
