De las entrañas de Mar del Plata, Ayelén Tarabini supo convertirse en la mejor gimnasta del mundo en suelo y viga y rozar la perfección en su disciplina. Sin embargo, les lesiones le pocearon el camino en varias ocasiones: en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016 no pudo decir presente, mientras que en Tokyo 2020 la imposibilidad se le fue impuesta por la Selección Argentina, que no le permitió competir.
Aun así, Tarabini jamás se detuvo: actualmente representa a Kirguistán y está entrenando para volver al ruedo. ¿Y en el medio qué pasó? Conocé el diálogo que mantuvo con el programa Desde La Tribuna, del streaming de Canal 8.
“Me crié con mis hermanos en una cancha de fútbol, en el club Quilmes. Empecé de chica a hacer gimnasia porque era molesta e inquieta a los 3 años. Tengo pocos recuerdos, es más de lo que me cuentan porque yo era chiquita, pero siempre caminaba por los troncos, hacia verticales y medialunas“, contó la gimnasta marplatense sobre sus inicios.
Balance del fin de semana: el municipio atendió complicaciones por el temporal y diversas infracciones - Entre el jueves y el lunes inclusive, el Cuerpo de Patrulla Municipal (CPM), Tránsito, Prefectura,… Ver nota >
Por la suba del gas, cada vez más gente se vuelca a la leña, pero compran poca cantidad - Por el frío que hizo en los últimos días, pareciera que se adelantó el invierno… Ver nota >A modo de anécdota, Tarabini rememoró un momento que quedó en su retina: “Yo tenía 7 años y estábamos esperando con mi papá el colectivo 552 en Libertad y Malvinas para ir a entrenar. Él me dijo ‘si hacés un flip, te doy una moneda de 1 peso’. Nunca había hecho un flip en mi vida, pero le dije que si, ‘lo hago pero dame el peso’. Lo hice y caí de cabeza claramente, me hice mierda pero terminé con el peso, ja“.
Una lesión, un duro revés y una decisión
El porqué de su iniciativa de representar a Kirguistán en las competencias: “Me echaron de la selección argentina, no pude competir en Tokyo 2020, y después de 2 años sin competencia busqué un país bien lejos de Argentina, donde había contactos. Dentro de la gimnasia se puede representar otro país, y Kirguistán está muy avanzado desde muchos aspectos en el deporte“.
“Kirguistán es otro tipo de cultura, es un país Musulmán, con comida increíble y en muchas cantidades. Yo soy muy de tomar té, y allá todas las comidas tienen té negro. Lo pedí en una cena acá y todos me miraron raro, ja“, comparó Tarabini entre risas.
Una vida de lesiones
“En el mundial me corté el tendón de aquiles. Uno de los dos tendones no lo tengo. Nadie sabe como hago, soy un ratón de laboratorio. Es raro el día a día, tengo un dolor fantasma, se me hizo una fibrosis fuerte que hace que quede fijo. A la mayoría que se le corta le queda el pie colgando y no puede caminar, pero yo salto corro y entreno, tratando de que funcione. No tengo el tendón, pero me duele“. La increíble situación que Tarabini tiene que transitar. Si, lo que leíste, le falta un tendón de aquiles.
A lo largo de su carrera, entre diversos contrapuntos físicos, la gimnasta sufrió tres roturas del tendón de aquiles, dos en el izquierdo y uno en el derecho. Sin embargo, eso no fue un obstáculo para continuar su vida: “Me crucé una frontera en muletas y sóla, de Kirguistán a Kazajistán“.
Y claro, nunca faltan las muestras de carácter que un deportista de élite debe tener en momentos cumbre: “En una copa del mundo en Portugal sentí una molestia en el pie, y no podía caminar. ‘Con todo el esfuerzo que hice para venir hasta acá y no iba a poder competir’, pensé. ‘No haré la prueba en calor pero compito directo’, le dije a mi entrenadora. Gané la medalla de plata, je“, recordó.
Tras ser consultada sobre qué siente el profesional de la gimnasia al momento de entrar en acción en una competencia, describió: “Es una adrenalina increíble, el cuerpo se transforma y te volvés poderoso. Uno siempre quiere competir. La pandemia me mató, no podía entrenar en ningún lado“, agregó.
