Por Claudia Pekar, abogada especializada en Género
Desde 2012 se encuentra vigente en Argentina la Ley Nacional Nº 26743 de Identidad de Género, que dispuso el reconocimiento, trato digno y respetuoso de las identidades travestis, trans y no binarias.
¿Qué es la identidad de género?
La ley la define en su artículo 2° como la “vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”.
En el caso que exista correspondencia entre el sexo asignado al momento del nacimiento, el género asociado a ese sexo y cómo se siente esa persona, su identidad de género será CIS; cuando esa correspondencia no ocurra y no se sienta ni reconozca según ese sexo y género, será TRANS. Es importante destacar que todas las personas tenemos una identidad de género que desarrollamos a lo largo de nuestra vida y que no está determinada por el sexo biológico.
Balance del fin de semana: el municipio atendió complicaciones por el temporal y diversas infracciones - Entre el jueves y el lunes inclusive, el Cuerpo de Patrulla Municipal (CPM), Tránsito, Prefectura,… Ver nota >
Lastimó a su hermano y amenazó de muerte a su mamá con un cuchillo - En la tarde de este domingo, un sujeto de 41 años se encontraba junto a… Ver nota >Argentina fue el primer país de América Latina en sancionar una ley de identidad de género y, a la vez, el primero del mundo cuya ley no patologiza las identidades trans. Esto significa que para acceder al cambio de los datos en el DNI no se requieren diagnósticos médicos o psiquiátricos, ni operaciones de cambio de sexo.
Esta ley consagra además el respeto de la identidad adoptada, en especial por infancias y adolescencias y traza los lineamientos sobre el trato verbal y escrito que debe brindarse de acuerdo a esa identidad tanto en espacios públicos como privados. Además, reconoce el derecho a la salud integral.
También contempla el cambio en el DNI del nombre de pila, el sexo y la foto, y puede rectificarse también la partida de nacimiento. Pero aquel trato digno y respetuoso que consagra no depende del cambio de los datos en el documento: la sola manifestación de la persona en relación a su identidad de género es suficiente para que reciba el trato correspondiente.
Un avance más en los derechos llegó con el Decreto Presidencial Nº 476/21 que agregó como opción la letra “X” para completar el casillero del sexo en el DNI, reconociendo el derecho de las personas no binarias -quienes no se identifican como mujer o varón-.
Esta ley no es una ley más. No es exagerado decir que para las identidades travestis, trans y no binarias fue la puerta de ingreso a la vida democrática en nuestro país. Para entender cómo eran sus vidas, basta imaginar que previamente para cualquier evento de la vida institucional como ir a votar, atenderse en un consultorio médico o asistir a un espacio educativo, debían enfrentarse a la constante discriminación, sin siquiera ser llamadas por sus nombres elegidos. Su sanción es el resultado de la sostenida lucha de los movimientos travestis y trans, en un contexto histórico de persecución y marginalidad.
Pero aún queda mucho por recorrer: es fundamental que los cambios legislativos sean acompañados por cambios culturales para que la inclusión sea real. La educación sexual integral es clave en ese sentido, para que las nuevas generaciones valoren y respeten a todas las identidades de género y encuentren riqueza en la diversidad.
Argentina es ejemplo en el mundo por el reconocimiento de estos derechos. Hoy más que nunca, celebremos la vigencia de esta ley y defendamos lo conquistado.
