jueves 15 de agosto de 2024
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PANORAMA

Montenegro se enfoca en la crisis económica, mientras crece la tensión interna

El intendente está preocupado por los números del municipio. Mientras tanto, vuelve a surgir el descontento en el armado político.

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El intendente de General Pueyrredon, Guillermo Montenegro.

El 18 de junio, Guillermo Montenegro dio su última conferencia de prensa y desde entonces tampoco dio notas. Publicó 16 posteos en la red social X: habló de oportunidades laborales y obras públicas; de seguridad; conmemoró fechas; le apuntó al Sindicato de Trabajadores Municipales y al gobernador Axel Kicillof. Sin embargo, el tema que más preocupa hoy por hoy al intendente de Mar del Plata, no sale a la luz: cómo frenar el derrumbe de las cuentas municipales.

Fuera de los micrófonos y lejos de los likes, Montenegro y sus funcionarios de más confianza revisan día a día cuánta plata hay en las arcas municipales. Y ven que cada vez hay menos, mientras el conflicto con los trabajadores municipales cumple 100 días desde que realizaron el primer paro.

Por si fuera poco, el acuerdo político que construyó desde que llegó a la Intendencia el 10 de diciembre de 2019 comienza a mostrar fisuras cada vez más evidentes. Y aunque en su entorno aseguran que esas diferencias no terminarán por quebrar la alianza, otros actores cercanos al gobierno creen que hay situaciones que ya rebasaron los límites.

Hay un dato que al municipio le da la pauta de lo compleja que es la situación financiera. Toman como parámetro la Tasa de Inspección, Seguridad e Higiene (TISH), que se cobra a partir de un porcentaje que facturan los comercios de Mar del Plata. «Es la que mejor representa porque está únicamente marcada por la actividad económica. No hay nada que la distorsione», explican.

La recaudación de la TISH de junio fue nominalmente más baja que la de marzo. Entre esos meses la inflación fue del 28,6%. «Los números son muy malos y no vemos la salida. Ya no tenemos de dónde más achicar«, dice un hombre de plena confianza del intendente, quien afirma que la mayoría de los municipios atraviesa la misma problemática.

Esa crisis económica se da en medio del conflicto con los municipales. El Ministerio de Trabajo de la Provincia convocó para este martes una audiencia entre las partes. El STM sostiene que ya perdió 52 puntos con respecto a la inflación. La respuesta del Ejecutivo es que están «analizando los números». El análisis ya lleva varias semanas y no parece llevar a ninguna propuesta de recomposición salarial. Al contrario.

Sin esa propuesta, en el Ejecutivo siguen apuntando los cañones a la metodología del STM. Este viernes presentaron una denuncia penal por presuntos aprietes a los trabajadores que intentaban controlar la adhesión a la retención de tareas para luego aplicar las sanciones correspondientes. La situación se dio en la Dirección de Tránsito e incluyó, según la denuncia, insultos e intimidaciones. Al día siguiente también fueron al tercer piso del Palacio Municipal para protestar directamente frente a la oficina de personal.

Otros embates, como la declaración de servicio esencial que propuso el intendente, quedaron relegados. Tras el pedido de informes a todas las áreas del Ejecutivo el 2 de mayo sólo dos contestaron favorablemente.

El STM cerrará este lunes los seis días consecutivos de retención de tareas. Luego de la reunión del martes en el Ministerio de Trabajo seguramente comenzará a tejerse el próximo paso. ¿Paro por tiempo indeterminado? La posibilidad la deslizó un representante del sindicato, pero parece difícil que prospere si los trabajadores pierden plata por cada día no trabajado. El final del conflicto es cada vez más incierto.

Ruido político

Mientras la situación económica empeora, la alianza política que Guillermo Montenegro construyó en estos cuatro años y medio comienza a crujir. No es la primera vez que hay tensiones en el frente, pero ahora se suman algunos factores que antes no existían.

El lunes 8, mientras varios funcionarios y dirigentes de la ciudad formaban parte del nutrido festejo de cumpleaños del presidente del PRO, Emiliano Giri, a pocas cuadras se realizaba una cena más íntima, pero con fuerte condimento político.

El referente de Patricia Bullrich en Mar del Plata y actual funcionario del Ministerio de Seguridad de la Nación, Gustavo Jara, había reunido a su equipo político en el quincho de una de las torres que se levanta sobre la costa de la ciudad. La reunión se dio luego de la escandalosa asamblea del PRO bonaerense que terminó a los sillazos.

Pero no solo estuvieron los dirigentes de confianza de Jara. También participaron los concejales libertarios Cecilia Martínez y Emiliano Recalt; el diputado de LLA Gastón Abonjo y el concejal del PRO, Guillermo Volponi. La reunión despertó suspicacias.

Volponi
Guillermo Volponi, presidente de la comisión de Movilidad Urbana.

Por un lado, fue la ratificación de que un sector del PRO se siente cada vez más cómodo con los representantes de Javier Milei. Pero dentro de ese sector resaltó la presencia de Volponi, que parece alejarse del «oficialismo» dentro del partido que encarna Montenegro y acercarse al bullrichismo. Incluso, algunos no descartan que en el corto plazo replique lo que ocurrió en la Legislatura y se separe del bloque «oficialista». La jugada tiene un riesgo de representación: conformar un monobloque podría alejarlo de todas las comisiones si no tiene consenso.

Desde el entorno del intendente le bajan el precio a la foto. «Está todo bien. Está cerca de ese sector. Nosotros a nivel provincial y nacional estamos en el ala oficialista, con (Mauricio) Macri, pero en Mar del Plata abrazamos a todos«, señala un dirigente del PRO.

En esa cena, uno de los temas de la charla fue la elección del nuevo Defensor del Pueblo. Todo indica que Marcelo Lacedonia ocupará el cargo. Se trata de un dirigente cercano a Maximiliano Abad, que actualmente ocupa un cargo político en la Secretaría de Salud del municipio.

Hubo, sin embargo, un intento por impulsar a Fernando Álvarez, presidente del centro de excombatientes. Los concejales más cercanos a Montenegro juraban que no tenían ninguna indicación sobre a quien apoyar, pese a que el nombre de Lacedonia siempre contó con el respaldo radical. En ese contexto, la posibilidad de que sea Álvarez comenzó a ganar adhesión entre un sector del oficialismo y otro de la oposición.

Sin embargo, en las últimas horas la orden del Ejecutivo a sus concejales fue acompañar con su voto a Lacedonia. Algunos a regañadientes, pero todos acatarán y este lunes apoyarán al candidato del radicalismo.

En cambio, los concejales de la Coalición Cívica no lo votarán. Las versiones varían. Algunos aseguran que no querían acompañar con su voto a Lacedonia y por eso se pidieron licencia. Cerca de Guido García y Angélica González juran que tenían un compromiso asumido y por eso no estarán el lunes. Como sea, las bancas las ocuparán Liliana Piccolo y Franco Luchina, dos dirigentes cercanos a Montenegro, quienes levantarán la mano para apoyar al funcionario.

La oposición, sin mayores chances de modificar el resultado, hará notar su descontento. Se esperan discursos críticos contra el oficialismo y el intendente. En definitiva, el oficialismo elegirá sin consenso al hombre que ocupará el área que, entre sus funciones, tiene a su cargo el control de la gestión.

«Va a asumir como defensor del Pueblo y a los tres días va a cobrar el sueldo de funcionario de la secretaría de Salud. Y al otro mes el de Defensor del Pueblo. Es insólito», grafica un dirigente opositor.

Emiliano Recalt y Cecilia Martínez
Los concejales Emiliano Recalt y Cecilia Martínez.

Las diferencias también se vieron en la presentación de un proyecto con espíritu libertario. Recalt y Martínez impulsaron la iniciativa para que General Pueyrredon se adhiera al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (Rigi). Le comunicaron la idea a los presidentes de las tres bancadas oficialistas: PRO, Coalición Cívica y UCR.

Los representantes de los dos primeros decidieron firmar la adhesión al proyecto. Los radicales dijeron que lo votarían a favor cuando se trate, pero que no lo acompañarían con la firma.

«Hace cinco años que dicen que la alianza no aguanta. Tuvimos 800 situaciones así y seguimos», resume un hombre cercano a Montenegro que sostiene que seguirán surfeando las diferencias para evitar que el cogobierno se rompa.

Los bullrichistas, en tanto, son críticos de la injerencia de Abad en la gestión local. El disgusto no es nuevo, pero tras la jugada de Macri contra Bullrich se atreven a hacerlo más visible. Y aseguran que otros dirigentes del PRO más cercanos al intendente también están incómodos. Sin embargo, los enojos en política son cosa de todos los días. Lo que cuenta son los hechos. Y la tropa oficialista sigue ordenada. Al menos, por ahora.

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