domingo 1 de septiembre de 2024
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ENTREVISTA

El impactante relato del marino sobreviviente: “Estuve cinco horas pensando que me moría”

En tanto continúa la búsqueda de los dos marinos desaparecidos tras el hundimiento de una lancha en Mar del Plata, el único sobreviviente del naufragio habló con Canal 8 y contó como fueron las cinco horas que pasó en el mar.

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Nicolás Banza es el único sobreviviente del accidente de la lancha deportiva «Proa al Sol II», que naufragó este sábado a 30 millas náuticas de la costa de Mar del Plata.

Tras su rescate por un helicóptero de Prefectura, el marinero fue ingresado al Hospital Interzonal con un cuadro de hipotermia, luego de haber pasado casi cinco horas a 50 kilómetros de la costa, y este lunes recibió su alta médica.

Mientras las autoridades avanzan con la búsqueda de los otros dos tripulantes que lo acompañaban en la embarcación, Nicolás conversó con Canal 8 y relató cómo vivió el trágico naufragio.

«Recuerdo todo de ese momento y creo que no se me va a borrar nada«, comenzó a contar y continuó: «Sentimos que el accidente había comenzado cuando Martín Parodi me pidió que revise la bomba, que ya había tenido problemas al mediodía. Me dijo que salga a ver si la bomba de achique tiraba agua y ahí vi en el piso agua hasta los tobillos, lo que significaba que en bodega había más. En ese momento lo levantamos a Iván y empezamos a sacar peso, tiramos todo, el pescado que pescamos con todo nuestro esfuerzo, mochilas, plomos, sacábamos agua con un tacho de 20 litros pero sacaba uno y entraban cinco, estaba muy inclinado el barco».

La secuencia comenzó cerca de las 19.30 del viernes y Nicolás fue rescatado durante la madrugada del sábado, entre la una y las dos, cuando lo trasladaron al Higa.

«En dos minutos fueron tres olas que empezaron a pegarle al barco, ya la tercera le pasó por arriba. Estábamos a 30 millas de la costa en una embarcación chica. Por el agua, en un momento entró en corto la batería y se cortó la luz, el motor, la radio, todo. Nosotros seguíamos sacando agua hasta que nos pegó la ola y no teníamos más opciones. Le dije a Martín ‘los chalecos, los chalecos‘ pero nos pegó otra, él se metió para adentro y creo que no logró salir, para mi quedó ahí. El agua me tiró, lo vi a Iván pero a Martín no lo vi más», relató.

La ausencia de los chalecos salvavidas complicó aún más la supervivencia de Nicolás en el agua, a pesar de haber identificado una «rosca» salvavidas a la que no pudo acceder por encontrarse amarrada a la embarcación. «Estuve una hora en el agua mordiendo la soga para sacarlo pero no pude, cuando me tranquilicé un poco pensé de qué forma me servía si no podía sacarlo. Entonces lo usé de escalera para subir a la proa. Tenía las piernas dormidas de frío.»

Entre cuatro y cinco horas más tarde, un barco de gran porte pasó por la zona del naufragio y, contra todo pronóstico, vio a Nicolás: «Llegó un barco mercante, fue lo primero que vi, empecé a gritar, a hacer señas, quería que me vean. No paraba de gritar que me moría, me hicieron dos bocinazos y me alumbraron».

Pocos minutos después, un helicóptero de Prefectura Naval comenzó a sobrevolar la zona para dar con la lancha hundida. «Me di vuelta y vi el helicóptero que venía a lo lejos, fue una sensación… no sabía si era para mí o no, me puse contento, le pegaba al barco de la alegría«, dijo colapsado por la emoción de remover las sensaciones del hecho que cambió su vida hace tan solo seis días.

«Estás a 50 kilómetros de la costa, de noche, con 50 metros de profundidad abajo… pensaba que nadie iba a verme, pensé que me moría, que me quedaba poco, pero no me rendí. Cuando vi el helicóptero pasó una vez, me alumbró y siguió, así que pensé que no me habían visto. Volvió, alumbró al rededor y se fue, y a la tercera vino más lento y más abajo. Primero me tiraron un bolso amarillo, que después supe que era una barcaza, con la luz no veía y con el ruido no escuchaba, estaba muy débil. Les hice señas de que no se nadar porque pensé que si bajaba de la proa, me hundía. Ahí bajaron un buzo, sin órdenes de hacerlo, y cuando estaba en el agua me dijo que me tire», continuó.

En ese momento, el marinero abrazó el buzo, «nos arrastraron tragando agua como loco» y comenzaron a subir para acercarse, cada vez más, a su rescate. «Cuando nos levantaban cerré los ojos y se ve que me desmayé. Llegando al helicóptero casi me vuelvo a caer porque no tenía fuerza para sostenerme. El chico me agarró y ahí quedé de espaldas al helicóptero, mirando el cielo. Me caía pero me sostuvieron ente tres o cuatro, me tiraron al piso y ahí no lo podía creer, sólo decía ‘gracias, gracias’, no podía decir otra cosa, estaba ahogado y vomitaba el agua».

«Es feísimo estar ahí solo pensando que con cada ola que pasa te morís, o con el frío. Nunca pensé tantas veces que me moría durante tanto tiempo«, terminó su relato Nicolás que, afortunadamente, se encuentra con su familia en su casa de Santa Clara del Mar, superando el shock y recuperando su estado de salud, mientras continúa la búsqueda de sus compañeros.

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